Su nombre artístico tiene una carga de reinvención ante la adversidad: «surge en un momento en el que rozaba la depresión. Me falló lo económico, lo personal y lo amoroso. Al final, tuve que crear mi propia fórmula para poder crear, para seguir hacia delante. Y el número tres viene por ser un número mágico y alquímico, que también refleja la vida y la muerte, el animal y el ser humano, el amor y el sexo. Es un alter ego para poder firmar la ilustración y ser conocido. Surgió de forma intuitiva y la gente recuerda ese nombre más fácil».
Para Javier, la vida es de color de rosa, y multicolor. «Es un color reivindicativo, mágico y sensual. Pero también la vida es de todos los colores, siempre me ha llamado la atención que la cultura se relacione con el color sin ningún complejo como ocurre en México, en India o en nuestra propia cultura mediterránea, que quizá está mal entendida, porque también es muy colorida».
En nuestra portada, que quería que fuese «algo muy potente visualmente», la imagen central es un oso, icono que identifica rápidamente a Madrid. Suele dibujar algunos animales con frecuencia. Y nos da pie a que nos hable sobre su animal fetiche: «Siempre digo que sigo dibujando lo mismo que cuando era pequeño… Esto también tiene que ver con el vínculo que tengo con la naturaleza, la ecología. Tengo varios animales fetiche, pero van cambiando según la época. A día de hoy, el que mejor me define es el ornitorrinco porque es un collage de muchos animales, y es lo que se necesita actualmente para poder adaptarse a todos los medios: saber moverse como pez en el agua, tener garras, pico de pato para convivir en la vida moderna».
Nos confiesa sus obsesiones al preguntarle sobre la posibilidad de escoger un libro o un disco para ilustrar: «En libros, ya que estamos jugando al Dios de los Tres, elegiría tres. Aunque depende del momento de la vida, creo que ilustraría un libro de los que leíamos de pequeños. Yo leía uno que se llama Kiwi (El Barco de Vapor Blanca) y cuenta la historia de un animal que no sabe quién es. También, Drácula de Bram Stoker porque narra el enamoramiento romántico gay llevado al máximo. Y, por último, me encantaría hacer la biografía de la artista Björk. Para mí sería un honor y un privilegio trabajar con Björk. Y puestos a soñar también me encantaría trabajar con Rosalía. Me gustan las artistas que arriesgan, desafían y experimentan. Aunque siempre estoy abierto a cualquier tipo de proposición. He hecho algunas cosas, por ejemplo, con Algora, que es un músico de Madrid». Y suma otros muchos referentes artísticos, «desde históricos como El Bosco, Picasso, el arte clásico bizantino, el arte folclórico de todas las culturas posibles y el arte naíf. Me encanta la gente que hibrida cosas y trasciende de la propia técnica como Leonado Da Vinci, Madonna o Lady Gaga, que no solo cantan. Son iconos».
Sobre la actual “generación ilustrada” cree que «tiene el camino muy allanado y está en un buen momento porque es internacional, interdisciplinar y abarca muchos puntos de expresión en todo tipo de formas y formatos. No solo se reduce a la ilustración infantil. Respecto a lo negativo, es que hay que luchar mucho por el reconocimiento del trabajo del artista porque, a veces, puede ser una carrera muy solitaria. La gente se mueve mucho por el ego, y estaría bien unirnos para que todo sea más fácil».