Es la nueva propuesta de Ruda Café para el barrio de La Latina, un espacio más amplio que incorpora una carta de aperitivos y vinos naturales.
Después de ocho años especializados en el arte de servir café en su acogedor local en pleno Rastro de Madrid, Trava llega como el hermano de Ruda con un espacio donde disfrutar del mismo buen café de siempre, pero también de un vermut, un vino natural, coctelería con vino, tapas y aperitivos.
Una cafetería estimulante, pensada para despertar los sentidos y poner en valor los procesos de elaboración de cada uno de sus productos.
Además de servir un café de especialidad con todas las de la ley, brindan una experiencia donde la creatividad y el tiempo son los ingredientes principales. Organizan cursos de cocina internacional, tienen su propia «kombuchería» –liderada por el experto en fermentación, Fran Winberg– y, desde su obrador, trabajan métodos de panaderos ancestrales con harinas ecológicas y masa madre.
Estefanía y María Jesús, amigas de distintos países que se conocieron en Madrid, unieron sus pasiones para dar vida a esta cafetería.
Botánica se ha convertido en uno de los espacios más pintorescos del barrio de Las Letras. Tomar un buen café rodeados de plantas (que puedes comprar), descubrir libros e ilustraciones botánicas y participar en alguno de sus talleres creativos de acuarela, collage o composición con flores prensadas. No te pierdas su repostería casera y, si estás en el mood, un carajillo mexicano como aperitivo de la tarde.
Cuando piensas en la tienda de café idílica, piensas en Pastora.
El café en Pastora es la excusa perfecta y la puerta de entrada a descubrir una curaduría impecable de productos artesanales: kombuchas, vinos naturales y cervezas artesanales en la categoría de bebidas, y otros tan variados como cremas para untar, chocolates, conservas o salsas picantes.
Una idea que nace en pandemia de la mano de Sara, madrileña, y Juan Camilo, colombiano, quien continúa un legado cafetero familiar en la Finca LA NORIA (Tolima, Colombia) y lleva a Pastora granos de café de cosecha propia.
Diría que existe el momento «pastora», cuando te sientas al sol en alguno de sus ventanales, disfrutas una taza de café a tu medida, acompañado con uno de sus postres y, en mano, cualquier especialidad de su tienda que haya atrapado tu mirada.
Entre Lavapiés y La Latina, encontramos un rincón cafetero sacado de una novela romántica del siglo XIX.
Estanterías repletas de libros, candelabros antiguos, muebles de madera y juegos de tazas de porcelana nos introducen al universo de una novela de época, un lugar de encuentros donde los personajes se reunirían a descubrir manuscritos y escribir poesía. En este caso, los personajes son los vecinos y visitantes de los barrios de Lavapiés y La Latina, que quizás mientras disfrutan de su café también escriban algunos versos en Mansilla.
Mansilla nació de la mano de Agustina Barbosa, una apasionada por la literatura y las palabras que ha volcado una parte de ella en este espacio: «Mansilla es más que un café, es un refugio para quienes, como yo, encuentran en las palabras un hogar», afirma Agustina.
Recientemente incorporaron una experiencia de Afternoon Tea, con infusiones y café de especialidad libres, scones ingleses y mermeladas caseras, bizcochos y una selección de tostadas. También organizan presentaciones de libros y talleres creativos abiertos al público.
Un café sin más pretensiones que las de convertirse en el lugar de encuentros, para compartir un buen café y una conversación entre vecinos y visitantes.
Sus creadoras tuvieron la visión de convertir un garage en desuso en una cafetería de especialidad acogedora. En Maria Peperina te sientes como en casa de tu mejor amiga: te reciben con cariño, te sirven un café hecho con esmero y pruebas pastelería recién salida de su propio obrador.
Da la sensación de estar en el patio de una casa en Córdoba (Argentina, país natal de estas dos hermanas) merendando y conversando por horas. Si quieres detener el tiempo un ratito tienes que conocer este pequeño pero prometedor café, y si quieres conocer una bonita historia: pregúntales el porqué de su nombre.
En mitad del bullicio de la calle San Bernardo se encuentra este lugar de paz que es como una tregua del mundo que hay ahí fuera.
En Café Angelica trabajan solo con café de comercio justo y tostado a mano por ellos, con tes, hierbas y especias cuidadosamente seleccionadas y con bocadillos y tartas elaborados con productos de alta calidad y ecológicos. En este espacio se respira sensibilidad, cariño y un maravilloso aroma a café de verdad.
Para ellos no se trata solo de café, sino de las personas que construyen barrio y comunidad entre sus paredes.
Para el año 2018, cuando todavía el café de especialidad no estaba en la mirada de todos, allí estaba la primera y acogedora tienda de Feliz Coffee, llevando al barrio lo mejor del café una taza a la vez. Ahora con dos ubicaciones, separadas por unas pocas calles, ambas guardan el mismo encanto con el que comenzó entonces esta cafetería, y en ellas se fomenta el encuentro, las conversaciones cercanas y la complicidad entre café, barrio y personas.
Su cercanía con el centro cultural Matadero (“el espacio más increíble de Madrid”) va en consonancia con su diseño y contemporaneidad.
“No somos únicos, pero estamos convencidos de que lo hacemos de la mejor manera posible y con muchísimo cariño”, comenta María Formoso quien, junto a José Cifuentes montaron hace poco más de un año este bonito local (donde se asentaba Jupiter Drama). Además de tomar un café de especialidad de tueste barcelonés, Nomad Coffee (de hecho, fue Jordi Mestre, su fundador, “quien nos descubrió este bonito mundo”) puedes comer; por ejemplo, su bikini, hecho con pan de brioche (su producto más demandado), bowls, hummus, etc.
Nace del impulso de su creador por aportar a la ciudad un espacio donde tener un serenidad.
Entre Rut y La Gran Vía madrileña hay solo unos metros de separación, pero nada más entrar a esta cafetería nos sentimos en un oasis que nada tiene que ver con el bullicio de la ciudad. Con esta premisa, nace en 2023 un espacio dedicado a transmitir paz y mucho cariño con todo lo que hacen; y da la casualidad que una de esas cosas es un exquisito café de especialidad.
«Rut es mi proyecto y Rut es un proyecto de amor», nos cuenta su creador, Luis Pablo.
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