Foto de cabecera. La Phármaco
No hace falta que viajemos en busca de la mejor escena de fuera. Viene aquí. La 41ª edición del Festival de Otoño reúne 38 compañías, colectivos y artistas de 12 países y 6 autonomías españolas. Conviven sin jerarquías, teatro de texto, objetos o físico, danza y música. Se desdibujan las fronteras de las artes escénicas y se impone la hibridación. Se acabaron las etiquetas. Hablamos de Arte.
En palabras del director del festival, Alberto Conejero, “el Festival de Otoño acoge la diferencia, la celebra y la hace propia. Somos lo que nos sorprende. Somos también aquello que aún no entendemos, pero sentimos como propio”. Además de las propuestas escénicas, el fotógrafo y poeta de los objetos Chema Madoz, crea la imagen del festival y nos invita a una exposición que nos recuerda que la poesía y la magia se esconden en las cosas más cotidianas. Sólo hay que saber mirar.
De la escena internacional podemos destacar al artista griego Dimitris Papaioannou, que baila junto al alemán Šuka Horn en INK, un dúo que incorpora el agua como elemento poético, símbolo de una naturaleza indomable. También está programado Ivo van Hove; la coreografía In C de Sasha Waltz; Milo Rau, y la impresionante partitura rítmica de la canadiense Catherine Gaudet. Este año los tres países del Cono Sur estarán representados por Daniel Veronese, que desde Argentina llega con Encuentros breves con hombres repulsivos, una oportunidad para seguir cuestionando las masculinidades hegemónicas; y desde Uruguay viaja la Comedia Nacional de Montevideo con Constante, dirigida por Gabriel Calderón.
Nuestros artistas estarán representados por Angélica Liddell, que estrena en Madrid Liebestod, un poema escénico sobre el amor y la muerte acompañado de la música de Wagner, homenaje al torero Juan Belmonte.
También estarán Nao Albet y Marcel Borràs, Lobato & Rojas, Juan Mayorga, Alberto Cortés, El Patio Teatro o Macarena Recuerda Shepherd.
La danza autóctona tiene este año un lugar privilegiado con espectáculos de la compañía Mal Pelo, Jesús Rubio junto a Luz Prado y el estreno absoluto de La Phármaco con la trilogía Bekristien/Cristianos en los Teatros del Canal, donde la directora y coreógrafa Luz Arcas ha contado con la música de Le Parody para abordar tres piezas sobre el trauma social y el fracaso colectivo.
Con más presencia que en otras ediciones, la música se abre paso en convivencia con el teatro, siendo protagonista de las obras de Ioanna Paraskevopoulou, María Velasco con Tulsa, Eva Rufo con Enrico Barbaro, Séverine Chavrier (CDN Orléans) y Samuel Achache (Bouffes du Nord).
Y para conocer más de cerca todas las fases de un proceso creativo, podremos asistir a la propuesta de Alberto Cortés con Apertura de proceso: Actos 1 y 2, un espectáculo en ciernes que estrenará en el festival del año que viene, pero cuyo germen podremos descubrir.