Foto de cabecera: Taquen en TeamLabs © Esquie_ y Angel Vidarte.
Además de recorrer España con su arte, ha dejado grandes murales en ciudades de Bélgica, Italia, Francia, Portugal o Rusia, y nos confiesa que cada proyecto no es sino una excusa para conectar con las personas de lugares remotos y nutrirse de cada experiencia. En esta entrevista a Taquen, artista y muralista español, conocemos que sus trazos vienen de reflexiones profundas sobre sus experiencias, la naturaleza y la humanidad.
Acaba de terminar un mural en el Auditorio de TeamLabs: El Viaje, una metáfora entre las bandadas de estorninos y el modelo pedagógico de este centro educativo.
Recientemente ha colaborado en proyectos urbanos como el de la Plaza de los Cubos de Madrid con Madrid Street Art Project, la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales en la UCM (su alma máter) o los encuentros de arte rural en el festival Aselart en Cantabria. También desarrolla su faceta de ilustrador trabajando en pequeño formato con marcas que buscan la vinculación con la naturaleza. Sin más preámbulo, os dejamos con la entrevista.
Aunque llevas muchos años afincado en Madrid, ¿hay algo de tu origen [Burgos] que llevas siempre contigo?
Lo que más me marca del sitio del que vengo es el campo. La vida en el campo, el trabajo en el campo, el río… haber sido muy libre de pequeño, jugar en la calle con mis primos, con las bicicletas, con mi hermano. La vida en familia, porque cuando estábamos en el pueblo éramos siempre muchos. El apoyo de la familia, la cercanía con la familia… todas estas cosas. La naturaleza, estar en contacto directo con ella. La naturalidad de los pueblos, la vida lenta.
Has hecho desde murales en centros educativos como este en TeamLabs, o el que hiciste hace poco en Muraltalaz, hasta intervenciones en edificios residenciales o de cualquier tipo…¿Qué te atrae de una colaboración? ¿Hay algún elemento en común entre todos ellos?
El elemento común es el contacto directo con las personas, aquí son alumnos que a diario vienen a visitarlo. En otros colegios pueden ser los padres que vienen a recoger, o cuando pintas un edificio público es la gente de la calle. Lo público, exponerte a los comentarios, a sus opiniones, a sus ideas, a lo que les surge. Esa espontaneidad a mí me interesa mucho cuando trabajo en la calle
Hablando del poder transformador del arte urbano en una comunidad… ¿desde el inicio tenías claro que querías pintar en grande formato o fue cosa del camino?
Con 12 o 13 años empecé haciendo grafiti, y me daba cuenta de que lo que más me interesaba era pasarme el día pintando un mural entero con mis amigos, tranquilamente, no desde la parte más vandálica. Poco a poco me interesaba más la ilustración que las letras, y así acabé estudiando Bellas Artes.
Cuando entré ya sabía que me quería dedicar al gran formato y, si podía, al mural. Tenía varios referentes desde el principio, entonces todo lo que iba estudiando lo iba aplicando en mi desarrollo como artista mural o artista urbano.
¿Cuáles eran esos referentes?
Desde que empecé seguía a Aris, a Zoer [@fred_battle_zoerism], a gente de aquí de Madrid, Suso [@suso33]… Gente más cercana que les has visto pintar desde pequeño. Incluso cualquier grafitero del barrio que le veías pintar. Nosotros nos sentábamos en un banco a ver cómo pintaban, ver que se podía vivir de ello era un sueño, y viajar.
¿Pintar te lleva a reflexionar o las reflexiones te llevan a pintar sobre ellas?
Yo creo que es un camino de ida y vuelta, pueden ser las dos cosas. Por suerte o por desgracia, soy una persona que reflexiona mucho. Desde que me levanto le estoy dando a la cabeza, incluso cuando estoy pintando trabajos como este, que es algo más repetitivo, me da ese momento de meditación para pensar y reflexionar.
También cuando hago deporte, salgo a correr mucho y es tiempo a solas conmigo en el que reflexiono mucho. Bien me surge la oportunidad de un espacio que tengo que pintar y primero reflexiono, busco una idea y sobre esa idea trabajo. O al revés, a lo mejor estoy haciendo otra cosa y me vienen ideas de esas reflexiones para poder trabajar en otras cosas, o pequeños textos que voy escribiendo en el móvil sobre pensamientos que me llegan.
¿Qué diferencia sientes entre pintar en espacios más cerrados y en exteriores?
Por un lado esa soledad de estar encerrado, y por otro es la duda, porque cuando estás fuera oyes algunas opiniones. Aquí, en un espacio cerrado, siendo una obra más de improvisación, surgen muchas más dudas, preguntas. Llega un punto que necesitas la opinión de otra persona, irte un rato, volver al día siguiente, dejarlo y ver cómo ha evolucionado.
Pasa lo mismo con la luz, tienes que jugar con eso. Como no es una fachada lisa, sino que hay paredes, columnas, ventanas. Pensar que es un auditorio y no un muro plano… Te da mucho que pensar
Aunque al principio tienes un boceto a seguir, ¿se va transformando en el proceso de pintarlo?
Sí, esto es una obra totalmente viva. La dejé reposar una semana, por ejemplo. Voy haciendo según me va pidiendo, voy con más delicadeza para no pasarme nunca. Ir con pies de plomo. Sabía más o menos lo que quería hacer y lo que quería representar, pero no quería ser súper invasivo. Entonces he ido poco a poco.
En esta obra vemos que el color se va degradando, ¿qué nos cuenta eso?
TeamLabs es un centro educativo que yo relaciono totalmente con un viaje. Ellos hablan mucho de la improvisación, la forma que tienen de educar está muy relacionado con el fallo, la repetición, volverlo hacer, con ese movimiento y con estar en relación.
Para mí hay una evolución en la obra que va desde esos pequeños estorninos que casi no se ven, hasta el crecimiento de la bandada y colores mucho más oscuros y contrastados.
Otro concepto súper importante es el trabajo en equipo, una banda de estorninos tiene un movimiento en conjunto precioso que parece una nube, pero está hecho de individualidades. No se comunican entre ellos para saber lo que tienen que hacer, a dónde tienen que ir o cuál es su función dentro de esa nube. Esto representa un poco ese trabajo en equipo.
Después de pintar tantas aves, seguramente has investigado mucho acerca de los movimientos de cada una, sus tipos de vuelo y ciclos, ¿qué has aprendido sobre ellas?
Por un lado, muchísimo de anatomía. Dibujarlas tanto te hace conocerlas a un punto que no me hace falta mirar la referencia para dibujarlas.
Por otro lado te das cuenta de lo libres que nos creemos, pero la poca libertad que tenemos en comparación con ciertos animales. Muchas veces trabajo con aves migratorias, que hacen miles y miles de kilómetros de forma instintiva. Esa parte del instinto a mí me llama mucho la atención, que nosotros como seres humanos lo hemos dejado. Ellos saben adónde tienen que ir. Salen de un huevo, crecen tres meses, cruzan el mundo y saben adónde ir para una vida mejor, y luego vuelven. Esos instintos que nosotros tenemos, pero que se nos han olvidado o hemos dejado porque nos hemos vuelto más racionales y reflexivos.
¿Has pensado en hacer un libro ilustrado de todo lo que has aprendido acerca de aves?
Tengo un pequeño proyecto que espero que pueda salir pronto, un libro más relacionado con la ilustración, pinta y colorea.
Viajas dejando tu arte y murales por el mundo, ¿qué dejan en ti esos recorridos?
El mural para mí es la excusa, al final yo me llevo gente, me llevo experiencias, me llevo conversaciones, me llevo cicatrices, quemaduras en el cuello, contacto o amigos. Yo dejo un mural a modo de regalo, casi, pero para mí lo importante es el recuerdo desde el día que llego hasta el día que me voy.
Cuando trabajo en entornos rurales es muy gratificante, la gente es súper cercana, te abre las puertas de su casa. De estar una semana en un sitio han salido relaciones más fuertes que con gente con la que he compartido años. Creas conexiones muy fuertes, la gente es muy agradecida cuando te ven pintar en la calle.
¿Algún proyecto que te haga especial ilusión próximamente?
El año que viene voy a ir al Maratón del Sáhara con un proyecto artístico y social. Vamos a mezclar un poco deporte, mural, talleres con los chicos de los campos de refugiados. Me motiva y me apetece muchísimo