Foto de cabecera cedida por Cassini
¿Tienes una palabra favorita?
En esta nueva época, las palabras se transforman: de la eficiencia a la adaptabilidad, del crecimiento a la prosperidad, de la productividad a la capacidad de regeneración, del hiperconsumo a la gestión ecológica. Precisamente ahora estoy leyendo el libro de Jeremy Rifkin, un economista y sociólogo muy interesante que habla de cómo estamos viviendo una nueva narrativa, la era de la resiliencia. En esta nueva época, las palabras se transforman: de la eficiencia a la adaptabilidad, del crecimiento a la prosperidad, de la productividad a la capacidad de regeneración, del hiperconsumo a la gestión ecológica.
Viendo el sillón Sengu Sofa, la butaca Dudet o los jarrones Sestiere, uno sólo piensa en que transmutarían cualquier habitación. ¿Crees que el mobiliario tiene este poder de transformar los espacios?
Cuando diseñas un objeto estás proyectando algo que está relacionado con muchas dimensiones: un comportamiento, un modo de hacer, una necesidad que varía y se modifica con el tiempo. Sengu Sofa, por ejemplo, nos hace pensar en la tradición de reconstrucción cíclica de los templos japoneses. Fue un proceso de investigación de materiales hecho con Cassina y el resultado es un sistema donde la calidad máxima del asiento está basada en un nuevo uso de PET reciclado.
Pasamos más tiempo en casa y se hace importante que nos acoja como merecemos. ¿Será éste un buen caldo de cultivo para que los espacios sean también más creativos y transgresores?
Claro, el período de confinamiento nos encerró en casa y nos obligó a ser creativos con los espacios domésticos, un salón se convierte en despacho, gimnasio y cine en un mismo día. Todos nos volvemos un poco diseñadores de nuestro propio espacio y utilizamos las casas de una manera mucho más versátil. Hemos podido analizar las casas de otra forma y entender que pueden dar mucho más de sí.
¿Por qué señas de identidad te gusta que reconozcan tus piezas?
Creo que soy una persona que valora la investigación artesanal e industrial. Me interesa trabajar con la memoria de nuestra artesanía confrontándola con otras técnicas y necesidades. No se trata nunca solamente de un tema formal. Las formas siempre evolucionan con el tiempo.
Patricia Urquiola. © Valentina Sommariva
«Lo que más
me interesa es la contaminación
entre disciplinas»
¿Cómo observas el panorama del diseño emergente? ¿Algún nombre en mente?
El actual mundo del diseño se encuentra enriquecido por muchos jóvenes interesantes.
Pienso en Formafantasma, que con su exposición Cambio nos han presentado una nueva perspectiva, o en Mesura, un estudio de arquitectos de Barcelona que hacen proyectos muy interesantes como el plan urbano estratégico Back to citizens.
Pero lo que más me interesa es la contaminación entre las disciplinas. Los diseñadores y arquitectos deben y tendrán cada vez más, que dialogar con filósofos, biólogos, ingenieros, músicos y artistas.
La búsqueda de la sostenibilidad es un imperativo inevitable ¿Éste, se suma de forma orgánica a la labor de diseño o a veces puede coartar la libertad creativa?
No, en realidad hace lo contrario, expande la creatividad porque siempre hay algo nuevo que aprender: nuevos métodos de producción y regeneración, nuevos materiales, nuevas fabricaciones. Como propone Timothy Morton, creo que tenemos que reconstruir un nuevo pensamiento ecológico, y para tener éxito debemos ir más allá del pensamiento apocalíptico ambiental.
¿Cómo escoge Patricia Urquiola los muebles de los que se rodea?
Muchos objetos migran continuamente de la casa al estudio, y a veces ahí se quedan. Tenemos muchas cosas diseñadas por otros diseñadores, también prototipos y objets trouvés.
¿Qué proyecto o pieza está por llegar?
Estamos a punto de abrir dos hoteles, incluyendo un nuevo Six Senses, y recientemente comenzamos un proyecto residencial en Palazzo Borghese, un edificio en el corazón de Roma.