Marilia Monzón

POR Irene Nadal

21/02/2024

Salió de la Academia de Operación Triunfo hace seis años, cuando solo tenía 18. Aunque esta canaria iba para enfermera, matrícula ya pagada incluida, la música le cambió los planes.

‘Prenderé una velita’ es su primer álbum de estudio lejos de grandes discográficas y llega tras un minucioso cuidado de todos los detalles implicados: desde el diseño hasta la fotografía o los instrumentos usados, profundizando en géneros como el pop o el folk.  Un canto a su tierra y a sus raíces, pero sobre todo a lo que se ha ido prendiendo en ella durante todo este tiempo, donde ha preferido las carreteras secundarias a las principales autopistas con tal de ‘bailar consigo misma’, como reza en una de sus canciones. 

 

Alejarse de la discográfica y reinventarse, ¿cómo fue aquello?

Al salir de OT yo era una niña con 18 años de repente viviendo en Madrid, conociendo a mucha gente, madurando… pero también en lugares que no me representaban como persona o como artista donde no quería que cuatro señores con bigote me dijeran lo que tenía que hacer. Pedí la carta de libertad a Universal y empecé a trabajar con el productor Juan Ibáñez y poco después empecé a tocar en Peor para el Sol con los hermanos Seijas. De una forma u otra, poder tener un lugar así en el centro de Madrid ha hecho que todo esto sea posible, íbamos viendo el feedback del público con las canciones que iba creando. Y el equipo de Esmerarte ha sido como un ángel caído del cielo, es difícil que alguien con quien trabajes se preocupe por cómo estás, lo que te pasa, o quiera ayudarte en lo que necesites. Es gente de calidad, de corazón. 

¿Reniegas de tu etapa en el concurso?

No reniego, al final también hay cosas muy bonitas. Una de las cosas más maravillosas del programa es crear vínculos tan fuertes con gente que solo conoces de hace un mes. Pero es cierto que al final es una experiencia muy dura, me queda como algo muy lejano, que a día de hoy no me representa ni como artista ni como persona. Doy gracias al aprendizaje y a lo que me ha inculcado mi familia, porque por ellos he mantenido los pies en la tierra. Mi abuela siempre me lo decía.

Ahora, en tu primer álbum de estudio has podido contar con un equipo de grandes profesionales: Adrián Seijas (Xoel López), Pablo Seijas (NENO) y Juan Manuel Latorre, productor y guitarrista de Vetusta Morla. Lujazo.

Esto ha sido increíble. Cuando conocí a los Seijas, creyeron en esto desde el primer momento. Se sentaban en mi casa, ensayábamos juntos y lo llevábamos todo al Peor para el Sol, a pesar de no tener nada materializado. Eso me ha pasado muy poco, el sentirme tan segura con alguien en el escenario. Al final, ponerte de cara al público, contar tus historias y cantarlas conlleva un proceso y una exposición, así que son parte de mi familia. Y en el caso de Juanma, es gracioso porque cuando lo conocí, yo venía de haberme hecho una colonoscopia y había algo frío porque nos agendaron la cita un poco como por obligación, pero empezamos a hablar y se me olvidó que hacía dos horas había estado en una prueba médica. He aprendido tanto de él como artista y de forma personal que para mí es como la calidad en persona, un abrazo maravilloso.

En la promo se habla del álbum como “pop folk bien destilado”. ¿Cómo lo definirías tú en tres palabras?

Sencillez, honestidad y raíz.

¿Crees que has conseguido por fin que todo tenga sentido a la hora de crear: el vestuario, el show, el equipo, el sonido?

Sacar un disco no es fácil y mi objetivo con este trabajo era que hasta que no estuviera totalmente satisfecha, no se iba a sacar. Me dediqué a cuidar todo milímetro a milímetro: los músicos del disco, el diseño, los instrumentos, poner un shaker como sonajero, que los coros sonaran de una determinada manera. Me pasé dos años y medio componiendo, buscando referencias en música, teatro, cuadros, pinturas…. Quería incluso cuidar el lugar de grabación, que fue en Garate, en un estudio en medio de la nada, y es que hasta eso se nota en el resultado final. Ha sido todo muy fuerte… Mira, cuando tenía 10 años sufrí un accidente de tráfico y hay días malos donde recurro a ese lugar donde aquella niña tuvo que empezar a caminar de cero y lo pudo conseguir. Pero después de este momento en el que estoy, donde acabo de vivir todo el proceso del disco, me puedo quedar tranquila en el presente de que hay personas a mi alrededor que me quieren, me apoyan, y que todo está sostenido.

Y ahora la gira, para bailar, por fin, contigo misma.

Va a ser la primera, empiezo en la sala Galileo de Madrid el 22 de febrero y luego nos vamos a México, que es una cosa que me tiene emocionadísima, voy a poder cruzar el charco de verdad y me muero de ganas. Una de las cosas que más quería con estas canciones es verlas crecer en diferentes lugares y eso está pasando, quiero estar receptiva a recoger todo lo que tiene que llegar, sea bueno o malo.

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