El 4 y 5 de junio, a las 20:30, se llevarán a cabo los dos conciertos que dará en Madrid. En un horario tempranero que quizá tenga que ver con el hecho de que el célebre compositor de Moondance, Bright side of the road o Gloria, se empeña en dormir siempre en su cama, en casa, a las afueras de Belfast. El asunto es que, al tocar en dos jornadas consecutivas, a cualquiera nos parecería lógico hacer noche en Madrid para descansar. Ramón Martín, cofundador del festival junto a Julio Martí, nos contaba pocos días antes de la inauguración de la novena edición de este selecto festival un «secreto» de sus hábitos. A punto de cumplir 80 años (lo celebra en su ciudad natal con dos conciertos a finales de agosto) a Van Morrison “le dan igual los hoteles de seis estrellas”. Y nos aseguraba que no sabía finalmente si realmente dormiría en Madrid o si se subirá a su avión privado para volver a casa. Solo es una anécdota más de lo que implica organizar un festival en el que lucen tantas estrellas internacionales y locales y que se desarrolla a través de mes y medio. Con un solo día de descanso.
En el verano de 2016 se llevó a cabo la primera edición del Festival Noches del Botánico, impulsado por Ramón Martín y Julio Martí en conjunción con el rectorado de la Universidad Complutense. “Nos presentó un amigo que teníamos en común Julio y yo, Michel Messina. Nos juntamos y dijimos. “Oye, ¿por qué no hacemos algo diferente?”. Con dos premisas. En primer lugar, que aportara algo totalmente diferente desde el punto de vista artístico y muy dirigido a gente con trayectoria musical. Era ridículo hacer otro festival replicante, con los mismos artistas que tocan en todas partes. Cada vez hay más festivales en España. Tenemos más de 1200 festivales en el año. No es solo colocar un artista detrás de otro…
El segundo aspecto es el experiencial. Queríamos hacer un festival al que nos gustaría ir a nosotros”.
“En las dos primeras ediciones tuvimos problemas, porque la gente se confundía a veces con el Jardín Botánico del Retiro. Pero ahora incluso sucede lo contario, que la gente que quiere ir aquel, por ejemplo, en Navidades, y llega aquí por error”. El recinto, con un aforo máximo en torno a los 4.000 asistentes, se cuida con el esmero que exige ser el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid. En el caso de que sean conciertos más tranquilos de jazz o flamenco, se reduce a 2600 localidades (con todo el público sentado).
Es el mayor hecho diferencial, el entorno. Pero hay otros aspectos, todos ellos relacionados con que se trate de un festival único y no masificado. Por ejemplo, que todos los conciertos se celebren con una cercanía más parecida a la de una sala mediana que a la de un gran festival. Que las áreas gastronómicas y aseos estén tan cuidadas como las de un restaurante. “La idea es que aquí el asistente no tenga que hacer colas para nada. Podríamos meter a más gente, pero no queremos romper la filosofía del festival; en esto somos bastante radicales”, argumenta.
En la edición del año pasado rondaron los 184.000 visitantes. Cifra que no pretenden superar.
La cercanía es total: “Hay 27 metros del escenario a la grada. Desde cualquier lado lo ves perfecto pero el artista te ve a ti. Hay una relación que es la leche. Los artistas se sienten muy implicados, al ser tan cercano”. El boca a boca entre artistas les ha servido como herramienta para convencer a algunos artistas potentes “Que un artista que toca aquí se lo cuente a otros va a nuestro favor. Por ejemplo, Patty Smith, o Thom Yorke cuando vino con The Smile”.
Montar el festival en este espacio es todo un reto. “El montaje es muy lento. Solo puede entrar un trailer. Comenzamos a montar el 11 de abril… Y la naturaleza engaña. Donde ves esta rama… El año que viene está un metro más allá… Y todo está calculado al milímetro para encajar un entorno natural que hay que conservar, respetar y cuidar. Se planifican las podas, por ejemplo. Es una obra de ingeniería espectacular. La grada es única. Hay piezas especiales hechas por la firma Laier en Alemania a medida para este recinto”, destaca.
La programación es variada en los géneros con presencia mayoritaria de músicos consagrados. Pero dando también cabida a talentos poco conocidos. “El festival tiene también que hacer apuestas. Sabemos de antemano que hay artistas que no van a llenar. Nos gusta presentar alternativas nuevas. La gente viene a vivir una experiencia. Pero aquí todas las propuestas son de calidad”, sentencia el codirector del festival.
Noches del Botánico 2025.
Del 4 de junio al 31 de julio. Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense.
Programación completa y entradas a la venta en su web.
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