Fotos © Carlos Luján
No ha dejado de ser pelirrojo, ni ha dejado atrás esa timidez que le caracteriza, pero ganó la confianza para lanzarse a abrirse nuevos horizontes creativos. Realizamos esta entrevista una nublada mañana de noviembre en el Club Lynk & Co de Madrid (el segundo fundado en España, tras el de Barcelona) que, más allá de ofrecer los servicios de alquiler y venta de los coches de la marca, es un espacio abierto a los ciudadanos como coworking y centro de reuniones, tienda de productos y complementos de cuidado diseño y de proximidad o galería de arte en la que encontrar un respiro en la ajetreada Gran Vía madrileña.
Nos dirigimos a la planta baja, cuya puerta del pasillo del fondo nos lleva al universo de El Show de Truman, no sin antes pasar por delante de los servicios, en los que parece que uno va a sumergirse dentro de un cuadro que mezcla un puzle visual de M.C. Escher y una obra de Roy Lichtenstein. Su espectacular diseño es obra del estudio Masqueespacio.
El chico pelirrojo que se ocultaba tras el fuego
Tras estudiar Bellas Artes y trabajar en diferentes empresas como diseñador, Javier Navarrete, en 2016 se aventuró a lanzar su carrera personal como ilustrador. El Duende ha tenido la suerte de contar con su colaboración para, entre otras cosas, dos portadas muy emblemáticas de la revista, realizadas en plena pandemia, que homenajeaban a Madrid. Siempre se ríe de que tiene mala memoria, por lo que fotografía todo aquello que capta su atención para no perderlo e inspirarse. Y dibuja con ello sus experiencias: “Para mí es como un método terapéutico porque es como volver a momentos especiales que he vivido”. “Soy una persona muy sencilla”, confiesa, “y me gustan los momentos en que me siento libre lejos del ruido de ahí fuera. Ya sea dando un paseo por la ciudad y observar su arquitectura o leyendo un libro en un invernadero…”. Porque, además de apasionarle la arquitectura, que siempre detalla de manera muy precisa en sus ilustraciones (todavía sigue dudando de si hacer la carrera o no) es un gran conocedor de la flora que nos rodea, pues la ha estudiado. “Me encanta la naturaleza e intento incluirla en mis obras. Cuando dibujo un árbol o una planta sé perfectamente cuál es”, afirma. “Soy muy riguroso y fiel con los detalles, a veces rozando lo obsesivo, e intento que eso se traduzca en mis piezas, pero a veces me gusta salirme de ahí y añadirle magia a todo eso”.
Más recientemente se ha embarcado en el terreno de la animación tras formarse en motion graphics. Su preciosa pieza Itxaso, corrobora su talento en este ámbito (fue su proyecto final de máster y con ella ganó un Laus de Plata): “Es una oportunidad para mí poder expresarme, adaptándome a un mundo que estamos viviendo, en el que todo es muy dinámico y audiovisual”, comenta. Es una historia que transcurre en San Sebastián: “He vivido allí algunos momentos muy especiales y que creo que se me han quedado en la cabeza y necesitaba ponerle ilustración y ponerle movimiento”, comenta.
Estando en un Club que promueve la movilidad sostenible es obligado hablar sobre el viaje que es, además, una constante en su vida y en su trabajo. “He tenido la suerte de viajar todo lo que he podido permitir y para descubrir, conocer, y romper ideas preconcebidas que tenemos. Hace dos meses tuve la oportunidad de ir a Islandia. Ahora se dice mucho la expresión viaje canónico (bromea) pero fue como un momento muy clave, acudo a ese momento constantemente. Estoy trabajando y estoy pensando en conducir por allí… ver aquellos paisajes… Es como vivir en otro mundo. Tuve la suerte de hacer una vuelta completa de la isla y ver muchas cosas, pero no me importaría volver a visitarla incluso en otra estación para ver cómo ha cambiado”.
Y el viaje, mejor acompañado, pero no demasiado: “Me gusta viajar con mi pareja. Conducir para otros es una responsabilidad. Cuantos menos acompañantes seamos, mejor. Siento más presión… Lo que no me gusta es viajar solo, me gusta tener alguien al lado que me de conversación. Me gusta mucho hablar en el coche, reflexionar sobre temas que van saliendo y hablar y discutir sobre algo”.
Un creador siempre tiene la vista puesta en lo que hacen otros. Sus influencias son más o menos estables: “Siempre acudo mucho al tratamiento de color de David Hockney y, en contraposición, tengo siempre a Edward Hopper, que me encanta cómo retrata al individuo”. Sobre ilustradores actuales, le llama mucho la atención la francesa afincada en Barcelona Malika Favre: “por su manera de sintetizar los mensajes”. Y para inspirarse, le gusta escuchar música folk: “me gusta la atmósfera que me crea cuando estoy trabajando. Parece que estás viajando. Me permite centrarme”.
Planes para 2025
No es de marcar fechas en calendario, le gusta improvisar y dejase sorprender. Como propósitos para el próximo 2025 tiene, “sacar un libro autoeditado que recopile mi trabajo”. También ha estado trabajando en un taller de serigrafía sobre unas ilustraciones de un viaje que hizo hace dos años, y le gustaría montar una exposición con ello. “Me he metido en serigrafías de 7-8 tintas… Lo he tenido que parar por falta de tiempo. Me apetece mostrarlo de manera física”. También entre sus planes, desde hace mucho tiempo, viajar a Japón. Quizá este sea el año.