Foto de cabecera © Cortesía de Noches del Botánico
Desde su primer Ep ‘Premiers Symptômes’ (Source, 1997) la cosa ya prometía, pero es que su primer disco ‘Moon Safari’(Source / Virgin, 1998) está entre los mejores álbumes de finales del siglo XX, con ese apodo Air French Band, en el ámbito anglosajón, como otorgándole clase y distinción. Quizás Air y toda la escena electrónica French Touch aupó a la fama la música francesa. Para su concierto del jueves pasado en las Noches del Botánico, Air Play Moon Safari, tocando el álbum íntegramente y además añadiendo algunos hits de ‘Talkie Walkie’ (2004), la banda sonora de ‘Las Vírgenes Suicidas’ (2000) y de ’10 000 Hz Legend’ (2001)
Y vamos con ‘Moon Safari’. ‘La femme d’argent’ sirve de intro ideal, de aperitivo para ‘Sexy Boy’ una canción hechizante, que en directo mantiene el tipo espléndido. Un saludo tímido en inglés, diciendo que apenas hablan español, demuestra que el dúo es parco en palabras y con son un poco sosos. Pero en lo musical son gloria divina. En algunas ocasiones gente que ha visto a Air me ha dicho que sus conciertos les falta “caña”. Pero es que Air no es precisamente una banda cañera, de electrónica de beat. No, su electrónica es de matices, de detalles y de atmósferas. Su música acompasa el cerebro, sintoniza con estados de calma, reflexión e introspección.
Una escenografía soberbia ya nos introduce en el estado Air. Una gran cápsula como de “chambre”, como adecuándose a la música de cámara o de habitación, música que relaja, que conecta con la intimidad. Y una iluminación que reproduce sus portadas, la de ‘Premiers Symptômes’, el universo Star Wars u otras imágenes muy retro que resultan, que encajan con su sonido y con su imaginario.
El dúo inmaculado en traje blanco, como espacial, muy marca de la casa. Acompañados por Louis Delorme, un batería excelente, versátil que da empaque al dúo. ‘Kelly Watch the Stars’ otro bendito single, suena grandiosa. Las canciones emergen con toda su fuerza. ‘Remember’ epata, ‘Talisman’ transporta. ‘Ce Matin Lá’ mantiene su poder evocador, etérea, que capta una brisa musical cautivadora. ‘New Star in the Sky’ es quizás la canción más cósmica o espacial. Y ‘Le Voyage de Penelope’ sirve de cierre ideal con unos teclados como modulares con efectos grandilocuentes.
La escenografía y la música combinan a la perfección. Ya en una pausa atacan la sugerente ‘Venus’, el pop embriagador de ‘Cherry Bloosom Girl’ o la enigmática ‘Run’. En modo banda sonora suena íntimas y delicada ‘Highschool Lover’ y pletórica ‘Dirty Trip’ con esa ritmo trepidante de batería y esos ambientes tenebrosos. Los bises fueron de órdago, una maravillosa ‘Alone in Kyoto’ y la electrónica sintética, cuasi futurista de ‘Electronic Performers’. Esto es asegurar la guinda, poner el mejor broche final. Quien piense que a Air le falta chica o que sus directos son una muestra de aburrimiento, no sabe que las músicas transitan a su aire. Además en su caso, que no tienen magnetismo orador, la escenografía ayuda mucho y refuerza la dimensión sonora, que es una delicia. En definitiva una maravilla de concierto que les aúpa entre las músicas más sugerentes, delicadas e inspiradoras. Delicatessen.
