Ir al contenido
ESTRENOS DE CINE
Quino sigue dando en el clavo
MÚSICA
Dani Fernández presenta documental
FIN DE SEMANA
Explora la ciudad
QUÉ HACER
El podcast de
El Duende
  • CREADORES
  • PLANES
  • AGENDA SEMANAL
  • RUTAS
  • EDICIÓN PAPEL
  • CREADORES
  • PLANES
  • AGENDA SEMANAL
  • RUTAS
  • EDICIÓN PAPEL
0,00€ 0 Carrito
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Metaverso. El futuro como videojuego

POR Sergio C. Fanjul

18/03/2022

Desde hace algunos años robo coches, piloto avionetas, hackeo ordenadores gubernamentales, me tatúo la cara, me encaramo a la cima de rascacielos y escapo de la policía en trepidantes persecuciones. No lo hago en la realidad real, signifique eso lo que signifique, sino en otra realidad que se abre a la pantalla de mi tele gracias mi consola de videojuegos. Son los videojuegos tipo sandbox (Grand Theft Auto, Watchdogs, Ghost of Tsushima, etc) que te permiten moverte con libertad por un mundo enorme y pixelado y que, más allá de completar las misiones del juego, también permiten hacer vida normal, pasear, conducir, beber cerveza, ir de shopping, pasar el rato sin hacer nada. Ilustraciones: Nuria Cuesta

La vida misma con la opción extra de ser un hacker, un piloto o un delincuente común, cosas que, desgraciadamente, jamás seremos en el mundo real. Cuando me introduzco en estos mundos virtuales se opera un parón en mi vida cotidiana para pasar a mi otra vida cotidiana. En mi tercera realidad, la que sucede cuando me voy a dormir, no sueño con mi vida real, sino con mi vida pixelada dentro de la consola.

Ahora nos anuncian, nos anuncia Mark Zuckerberg, que viene el Metaverso (el periodista Alex Grijelmo prefiere llamarle Metauniverso, porque no tiene que ver con los versos poéticos sino con los nuevos universos digitales), que es una especie de videojuego tipo sandbox pero con mayores dosis de realidad: en él hablamos con personas reales y nuestras acciones tienen consecuencias reales, por ejemplo, cuando realizamos una transacción comercial, que es al final para lo que sirve todo esto de la tecnología: que el dinero fluya, a poder ser desde abajo hacia arriba, como el champán que brota.

Ilustración: Nuria Cuesta

Tengo dudas sobre la utilidad de Metaverso, que probablemente se convierta en una nueva versión 3.0 del fracaso de Second Life. Una de las gracias de internet es, precisamente, su adimensionalidad: que para hablar con alguien no haya que ir a un bar o a su despacho, que para consultar una información no haya que ir a la enciclopedia, que para comprar algo no haya que moverse de casa. Internet elimina el espacio físico tridimensional, reduce la vida a la dimensión temporal, en internet no cuenta el espacio, solo el tiempo. Internet es la abolición de los kilómetros.

Metaverso nos devuelve a la tridimensionalidad del mundo real, pero en versión digital, de modo que con nuestro avatar, trasunto de nuestro cuerpo físico, tendremos que desplazarnos a diferentes lugares virtuales para hacer cosas. Metaverso se quiere parecer demasiado al universo, y, ya saben, cuando hay que elegir entre el original y la copia, la gente suele elegir el original, como vemos con frecuencia en política.

Hay quien dice, como el filósofo Nick Bostrom de Future of Humanity Institute, en Oxford, que lo más probable es que ya vivamos en una simulación informática, como si nosotros fuéramos el videojuego tipo sandbox de una civilización más avanzada, o una especie de terrario cósmico donde otros seres inimaginables nos observan divertidos y se descojonan de nuestros despidos y nuestros tumores. Eso explicaría, también, que la realidad que consideramos real tenga tantos errores, tantos misterios, tantas incongruencias. El resultado del Benidorm Fest sería un bug, un error, de esa simulación, así como todas las anomalías de la Física.

Bien mirado, si somos el videojuego de otros, si ya somos un metaverso con ínfulas, quizás me ponga a robar coches, a pilotar aviones y a hackear ordenadores gubernamentales, que es lo que se espera de mí.

Más articulos

VER TODOS

La belleza del mecanismo. Colección Austral

POR Diana Hernández

La Oca Selezione. Un clásico en la vanguardia

POR Tomi Aguirre

IED. Creatividad, compromiso y transformación

Editorial 199: El poso del recuerdo

POR Rubén Arribas

  • CREADORES
  • PLANES
  • AGENDA SEMANAL
  • RUTAS
  • EDICIÓN PAPEL
  • CREADORES
  • PLANES
  • AGENDA SEMANAL
  • RUTAS
  • EDICIÓN PAPEL
  • Hemeroteca
  • Duendemad
  • Hemeroteca
  • Duendemad
  • POLÍTICA DE PRIVACIDAD/COOKIES
  • SOBRE NOSOTROS
  • DÓNDE ENCONTRARNOS
  • PUBLICIDAD
  • Kit Digital
  • SOBRE NOSOTROS
  • DÓNDE ENCONTRARNOS
  • PUBLICIDAD
  • Kit Digital
  • AVISO LEGAL
  • INSTAGRAM
  • TWITTER
  • FACEBOOK
  • YOUTUBE
  • INSTAGRAM
  • TWITTER
  • FACEBOOK
  • YOUTUBE
  • © GRUPO DUENDE 2023

Suscríbete a la newsletter de El Duende

*Al inscribirte en la newsletter de El Duende, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de El Duende que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.

  • © GRUPO DUENDE 2023
  • POLÍTICA DE PRIVACIDAD
  • AVISO LEGAL
  • Creadores
  • Planes
  • Agenda Semanal
  • Rutas
  • Edición papel
  • Creadores
  • Planes
  • Agenda Semanal
  • Rutas
  • Edición papel
  • Mi cuenta
  • Mi cesta
  • Mi cuenta
  • Mi cesta
  • INSTAGRAM
  • TWITTER
  • FACEBOOK
  • YOUTUBE
  • INSTAGRAM
  • TWITTER
  • FACEBOOK
  • YOUTUBE