Laura Baena es la Malamadre Jefa. En 2014 abrió una cuenta de Twitter para desahogarse contando sus anécdotas de “malamadre” y lo complicado que le resultaba compaginar su estrenada maternidad con su trabajo como creativa en una agencia.
Muchas madres empezaron a seguirla y a identificarse con ella. La comunidad creció como la espuma. En 2016 Laura renunció a su trabajo -de ahí su campaña #YoNoRenuncio- y se volcó en darle proyección a Malasmadres junto a su hermana periodista Amelia.
Hoy son un equipo de doce profesionales con un extenso grupo de colaboradoras que visibilizan problemas femeninos, como la endometriosis, y muestran modelos de empoderamiento. Cuentan con coachs, escritoras, psicólogas y personalidades como Anne Igartiburu, Boticaria García o Carlota Corredera.
El punto de inflexión del colectivo tuvo lugar en 2015 con la campaña en Youtube “Madres y padres desaparecidos”. Allí denunciaban que los padres españoles apenas dedicaban 2 horas del día a sus hijos. El vídeo iba acompañado de una petición en change.org bajo el lema #YoNoRenuncio. Su éxito permitió a Malasmadres sentarse con los partidos políticos.
Malasmadres denuncia, conciencia y trabaja por la igualdad y por el desarrollo de leyes que garanticen la ansiada conciliación real, la no renuncia de las madres al mundo laboral y cualquier tema sensible que surja tras casos extraordinarios como la pandemia.
Respaldan sus campañas con estudios sociológicos. Aconsejan a empresas y desde su Teléfono Amarillo han atendido más de 4.000 dudas legales sobre la reducción de jornada, los permisos de lactancia o las excedencias.
Colaboran con la Fundación Aladina, Save the Children y apoyan a familias monoparentales, y víctimas de violencia de género y de cáncer de mama. En palabras de Laura Baena “esto le da a Malasmadres más sentido, más misión y más valor”.
La recompensa del esfuerzo
Hace cinco años, Laura soñaba con convertirse en la voz referente de la conciliación en España. Y lo ha logrado.
Malasmadres es un lobby consolidado. Con la frescura y la naturalidad por bandera, lleva los problemas de todas las madres a las empresas, al Parlamento Europeo, a mesas de debate y a los medios de comunicación. Son líderes de opinión cuando sale alguna noticia relacionada, como la reciente ampliación del permiso de paternidad a 16 semanas.
La covid-19 no ha frenado su actividad. El 23 de marzo de 2020, Malasmadres presentó ante Irene Montero, Ministra de Igualdad, cuatro medidas urgentes a legislar en el confinamiento. También se han reunido el otoño pasado con Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, para trazar un Plan Nacional por la Conciliación.
¿Qué echan de menos? Por ejemplo, el teletrabajo por imperativo legal cuando un hijo/a enferma, más allá de la pandemia, que ahorre a las madres mentir para quedarse en casa. El Plan Me Cuida reduce la jornada al 100%, pero sus consecuencias salariales son inasumibles.
El permiso de maternidad lo ven obsoleto. Que se extienda a los padres es positivo, pero no suficiente sin medidas extra para no discriminar a la madre del mundo laboral. Malasmadres teme que solo ellas trabajen a distancia, quedando más escondidas aún en el hogar. Es lo que ocurre con la reducción de jornada, que piden en un 95% mujeres.
Laura reconoce que su mayor recompensa son los mensajes de agradecimiento del más del millón de seguidoras que visten sus eslóganes, celebran su mismo estilo de vida y le dicen que entre todas “se sienten menos solas”.
Las Malasmadres pelean por un horario laboral europeo, para que trabajar por objetivos desbanque al presentismo y para que los cuidados y la familia tengan lugar en la agenda política. Mientras lo hacen, hablan sobre belleza, nutrición, inteligencia emocional, autocuidado y salud mental. Porque la M de madre nunca debe aplastar a la M de mujer.