Sí, todo eso es circo; quizá la más sugerente de las artes escénicas, a veces atrapada en su propia mitificación para muchas personas que la sienten como un hecho lejano o desconocido. Sin embargo, aquí ha llegado la medida del tiempo: un aniversario, el de El Duende, para tomar perspectiva. Pensar en el paso de veinte años nos ayuda a hablar en términos de materia e Historia, y así entender que todos los mitos de circo que alojamos en nuestro corazón son también realidades muy concretas y terrenales. El circo es ese punto de fuga entre ficción y presente, más allá de discursos y logos, un compromiso corporal que atrapa a todas y todos: a quienes lo ejecutan y a quienes lo recibimos sentadas en nuestra butaca o subidas a un banco callejero para ver mejor entre el corro de espectadores.
¿Cómo nos hemos transformado? ¿Cómo ha transpirado y vivido el circo en esta ciudad en veinte años? De nuevo apretamos un resorte testarudamente subjetivo, un curriculum vitae -y como tal solo una versión entre las muchas posibles- hecho de personas, fechas, citas: pistas de circo que se inauguran y convierten a Madrid en una de las pocas capitales del mundo que cuenta con un espacio escénico público dedicado a la programación específica de circo (hablo del Price, por supuesto); carpas nuevas que llegan a la ciudad, compañías que se forman aquí mismo y creaciones que nos visitan para dejar nuestros cuerpos conmovidos desde entonces; etiquetas y polémicas que se inventan y se deshacen. Encuentros que se tejen entre palabras, gestos. La convivencia estrecha sin la cual el circo no es posible. Y todo ello en una ciudad de rica y viva historia circense, muy a menudo desconocida o infravalorada.
Aprovechemos el cumpleaños de El Duende para pedir un deseo, antes de soplar las velas de la tarta: que el paso del tiempo nos ayude a comprender y celebrar, cada vez mejor, esta presencia del circo en Madrid. Solo una de las muchas identidades de nuestra ciudad, pero irresistible y poderosa como la necesidad de unas velas sobre la tarta.
María Folguera es escritora, dramaturga y directora de escena. Dirige el Teatro Circo Price desde enero de 2018.