Tonino Carotone siempre expande su buen rollo y su lado festivo, no deja a nadie indiferente. Y es que un navarro que canta (mal adrede) en italiano a la vida (sus miserias y sus alegrías) es como aquel que dice que “escribir de música es como bailar sobre arquitectura”. Cuando se cumplen 25 años de su álbum de debut “Mondo Difficile”, y de su éxito “Me cago en el amor”, aparece este proyecto de “Mondo Divino” en colaboración con el italiano Giulio Wilson, músico, viticultor, quién ha creado un vino “Mondo Divino”, para la ocasión con uvas propias de la Toscana, que se puede degustar.
Es un disco muy mediterráneo, de compartir, de festejar, de incluir diversas sonoridades. “Este disco tiene un poco de búsqueda de Rafael Alberti, pero también de improvisación. Es muy interesante esta mezcla de aspectos”, subraya Carotone en una entrevista presencial. Giulio Wilson reconoce que se lleva bien con poca gente, y que con Tonino le ocurre que “tiene una sensibilidad muy especial. Es muy importante crear un ambiente de trabajo donde cualquier persona se sienta con derecho a decir lo que piensa con libertad”, remarca Wilson.
En este disco Carotone ha tenido “el placer de mezclar mis claves líricas con Valle Inclán, o con Lorca, en ese punto esotérico cuando defendía el sexto sentido, el misterio. Con esa base para las estrellas, ese vacío, esa ingravidez, esa cosa inquietante”.
¿Y de Valle Inclán en qué sentido?
Tonino Carotone: Estuve una noche buscando claves líricas relacionadas con el vino. Lo que encontré sale en el “Preludio Divino”. Lo escribí sin música. Luego le ha metido bossa nova, y tal. Y con toda la naturalidad, deriva a esas claves líricas de Valle Inclán, que era un bebedor y un disfrutón de la vida. Me da una satisfacción haber metido ahí eso. Me hace ilusión recitar dos versos de Alberti. Son clásicos atemporales. Es un guiño simpático.
¿Eres el mismo Tonino Caratone? ¿Qué queda de aquel “Mondo Difficile” (2000)?
T. C: Sí, hombre, un poco más maduro, pero la esencia es la misma, aunque puede ser que haya un Tonino antes y después de la pandemia. Como todos nosotros, en general, ha habido eso, un antes y un después. Pero la esencia es la misma. Sigo soñando, sigo viviendo intensamente, y como dice este disco, pues “Mondo Divino”.
¿Este “Mondo Divino” tiene un punto más amable que “Mondo Difficile”?
T. C: Sí, pero bueno, el “Mondo Difficile” en el fondo es una filosofía positiva en este mundo negativo, que lo es cada vez más. Buscar esa positividad y darle esa energía a la vida que lo merece. No sé si lo merece, pero es una cuestión de supervivencia.
Y de abrir fronteras ¿Tu conexión de Navarra con Italia siempre ha estado ahí desde el primer momento?
T. C: Y también el resto del mundo. Pero con el peso de la cultura mediterránea. Y no hay cosa más mediterránea que el vino.
¿Giulio, encantado de contribuir con un vino?
Giulio Wilson: Hemos hecho un disco sobre el vino que habla de muchas cosas. El vino es una forma de resistencia frente a un mundo lleno de tecnología, de inteligencia artificial. Tenemos las raíces en cosas que son más naturales como el trato humano o la relación con la tierra. Yo soy un cantautor, un artista pero también me siento un campesino. Y esto nos estimula para escribir una canción. Yo no podría escribir una canción sobre una cosa tecnológica.
El vino está presente en una mesa, acompaña. Es un componente ideal para una buena comida, y es el punto de encuentro con la gente.
G. W: El vino es también un desinhibidor de las emociones. De hecho cuando hemos grabado este disco el alcohol ha sido parte, en su justa medida, de nuestra forma de desinhibición y de sacar cosas. Hay canciones en este disco que son fuente de búsqueda literaria que ha hecho Tonino y temas de improvisación. De hecho, “Mundo Divino” es un homenaje a la vida, porque el vino es participación: para un brindis, para festejar algo o también para la nostalgia o manifestar un dolor. Somos seres humanos y los artistas son también bastante sensibles. Para escribir una canción hay que ser sensible.
T. C: Y sugestionar, de alguna manera. Entonces este disco reúne muchos aspectos: las ganas de vivir, las ganas de expresar el dolor, las ganas de reírse. Y también las ganas de seguir haciendo las cosas bien. Y sobre todo de rechazar todo lo que nos parece injusto: la violencia, las guerras, y todas las barbaridades que suceden en el mundo alrededor de las personas.
¿Qué es lo que te ha aportado Gulio?
T. C: Su manera de trabajar, su parsimonia, esa calma que yo no tengo.
Siempre te has llevado bien con la escena que nació en los 2000 del mestizaje pero ¿Qué fue del mestizaje?
T. C: Este disco tiene mucho de mestizaje también. Porque todo tiene un proceso natural. Y además sobre todo cuando no hay intención de forzar, tiene un sentido natural.
¿Qué le diríais a alguien para que se introduzca en el “Mondo Divino”?
T. C: Es algo fermentado. Un proceso natural de ideas diferentes y fresco, y lleno de aromas y de matices como el propio vino. Con mucho gusto. Yo solo no podría haber llegado a este trabajo.
G. W: El fermento es una buena definición. El fermento está vivo, es alquimia, es algo vivo en evolución. Es un cambio de estado químico.
T. C: Para mí, personalmente, ha sido la primera vez que he hecho un disco con un punto de alegría. Yo siempre soy muy triste, con letras serias… Aquí he querido hacer bailar la gente, quiero desconectar también. En este disco he podido encontrar esta fórmula mágica que nunca había tenido.


