En la foto: Paul Urkijo
Con la interpretación de Yune Nogueiras en el papel central, Gaua se impone como una experiencia que exige ser vivida en una sala de cine: historias que hipnotizan desde el primer minuto y una puesta en escena alucinante, muy propia del director vasco, con quien conversamos tras la proyección de la película en el Palacio de la Prensa de Madrid.
Paul Urkijo (Vitoria-Gasteiz, 1984) deja claro que su afición por lo fantástico le acompaña desde niño, marcado por las historias de mitología vasca que le contaban sus padres. En esos cuentos, brujas, espíritus y demonios siempre han encarnado un aspecto negativo, una mirada que él ha querido transformar:
«La oscuridad está asociada a lo terrible, a lo feo, a la muerte, a lo extraño, a lo que le tenemos miedo. Pero, muchas veces, en la oscuridad encontramos las luces más luminosas. Y, en la luz, también podemos encontrar las oscuridades más terroríficas».
Paul Urkijo
Gaua es, en ese sentido, un sueño hecho realidad para el director: un relato épico sobre la libertad, donde los seres juzgados por elegir un camino distinto al impuesto por la sociedad se resignifican como símbolo de libertad.
Detrás de este universo hay un extenso trabajo de documentación histórica. Paul ha escarbado entre cientos de leyendas para dar con un relato fiel a lo legendario. «Yo intento ser lo más respetuoso posible con las leyendas, con lo histórico. Y de manera instintiva, lo que hago es rellenar los huecos». El vestuario, en manos de Nerea Torrijos –ganadora del Goya a Mejor Diseño de Vestuario por 20.000 especies de abejas– es prueba de ello, riguroso hasta el detalle:
«Los gorros, muy esperpénticos, tenían esas formas debido a ciertos códigos sociales. Cada gorro quiere decir una cosa. Los vestidos eran muy coloridos, a pesar de que estamos muy acostumbrados a ver películas históricas donde los colores son como muy grisáceos y poco saturados, realmente eran colores muy vibrantes, y todo eso está documentado».
Paul Urkijo

Cuando le preguntamos qué había sido lo más retador de crear una pieza como esta, nos explica que llevar a la pantalla sus ideas más surrealistas siempre es complicado:
«Cuando escribo el guion, voy ilustrando la película en paralelo. Incluso trabajo antes lo visual que lo escrito, y tengo bastante claro cómo quiero que sea el golpe visual de la película. Luego, todos esos bocetos y artes conceptuales los comparto con cada jefe de departamento, y ellos aportan su arte para elevar esa idea. Yo quería escenas bastante ambiciosas».
Paul Urkijo
Aunque el género fantástico y de terror es uno de los que más funciona en taquilla, Paul percibe que en España todavía se apuesta poco por este tipo de producciones: «Nos tenemos que quitar un poquito ese complejo, sacar pecho y contar nuestras historias».

Esa reivindicación se condensa en su escena favorita de Gaua, que a la vez coincide con una de las más exigentes del rodaje: un plano secuencia de más de cuatro minutos con una coreografía de doscientos figurantes para recrear un aquelarre.
«Estoy muy orgulloso de ese plano por la complejidad que supone. Me siento muy feliz de haber puesto en escena un aquelarre tal y como lo tenía en la cabeza».
Paul Urkijo
A través de ese aquelarre se resume la clave simbólica de la película: «Hay que torcerse en el camino, salirse, adentrarse en la oscuridad y enfrentarnos a nuestros miedos para descubrir que, eso que bajo prejuicios creemos que es terrible, de repente puede ser algo perfectamente bello». Con esa misma lógica, el euskera se mantiene como un sello de identidad de Paul Urkijo: «Para mí es una declaración de intenciones porque quiero transmitir mi idioma y mi cultura al mundo».
En vísperas de su llegada a los cines, el director confiesa que se siente «como un niño queriendo estrenar un juguete, con ganas de que el público la vea y la haga suya». Gaua consolida la filmografía coherente y reconocible de Paul Urkijo, que conjuga tradición y fantasía desde una mirada propia. Queda en manos del espectador aceptar la invitación, torcer el camino y acompañarle, una vez más, del lado de la oscuridad.