En la foto: Blanca Lacasa retratada por Laura C. Vela
Escritora y periodista, pero su infinita curiosidad hace que se embarque en todo tipo de proyectos. Hemos hablado con ella a propósito de la edición de El Duende dedicada a Las canciones de nuestra vida.
Puedes leer (y escuchar su propia voz en formato podcast) cuáles han sido sus escogidas en este enlace y esta misma entrevista.
El accidente nos cuenta la breve historia entre Ella y Él.
«No están definidos, precisamente porque creo que somos un poco todos y porque creo que cuando uno está en ese proceso de enamoramiento o de arrebato amoroso es casi como que se desdibujan nuestros bordes; los del otro y todo lo que está alrededor. Entonces, digamos que esa indefinición de los personajes es bastante buscada. Todos hemos sufrido accidentes y hemos quedado más o menos maltrechos según fuera la fuerza de la colisión. Quería contar qué pasa en esos accidentes y establecer una especie de mínimo común denominador».
En sus relaciones personales, ¿Blanca Lacasa lleva activado el airbag?
«Trato de llevarlo activado, pero a veces puede ser que no salte cuando debe. No sé, yo creo que todos hemos sufrido accidentes, nos hemos accidentado y nos hemos quedado más o menos maltrechos según fuera la fuerza de la colisión, pero creo que nos ha pasado a todos. Y bueno, a veces el airbag no entra en acción, a veces entra en acción, pero lo omitimos. En fin, yo creo que accidentarse forma parte un poco parte de vivir. Nos pasa a todos, con mayor o menor frecuencia y con mayor o menor intensidad, pero yo no conozco a nadie que no haya pasado por algún accidente que otro».
Lo que está claro es que ha logrado su objetivo con su libro:
«Hay muchísimas personas que me están diciendo “es que es mi historia”. Creo que hay una especie de mecanismos que se ponen en marcha cuando nos enamoramos o cuando nos gusta alguien, o cuando nos arrebata alguien, que son muy parecidos y que son imparables en muchas ocasiones».
Gran aficionada al cine, le preguntamos si imagina a algún cineasta llevando a la gran pantalla la historia de su novela:
«Creo que sería Céline Sciamma, que la amo absolutamente, y además me parece que entendería muy bien esta historia».
En cuanto al rostro de los protagonistas, si tuviésemos que escoger a un actor y una actriz, lo deja en el aire:
«La verdad que soy incapaz de decir, porque borré tanto los contornos de esas personas que me resulta difícil darles cara o forma. Así que prefiero que sea el lector quien le ponga las caras que desee».
Y hablando de intérpretes: ¿Bette Davis o Katharine Hepburn?:
«Qué difícil… Amo a Katharine Hepburn. Yo quería ser ella de pequeña, me parecía una mujer bellísima, , con un tipo de belleza que a mí me gustaba mucho. Me llamaba mucho la atención porque me parecía muy poco convencional. Como actriz, me fascina. Ha hecho unas comedias brutales, La costilla de Adán, o La fiera de mi niña, que me la sé de memoria, y luego ha hecho películas, como La reina de africana que he vuelto a ver hace poco y que me sigue pareciendo fascinante, o El león en invierno, que está increíble ella ahí. Y luego me gusta mucho que se trata de una época en la que las actrices envejecían en el cine, en la pantalla, y tú las veías mayores, y con sus arrugas, y aun así, hermosísimas, bellísimas, y muy poderosas, y eso es una cosa que creo que Katharine Hepburn encarnó muy bien y me gusta mucho.
Bette Davis… es que también la amo, y también quería ser un poco Davis de pequeña. Es otro perfil, creo que tiene esa cosa malévola y malvada, que nunca se sabe si forma parte de la leyenda o si es cierto o no. Y luego muchas de mis películas favoritas las ha hecho ella, y luego toda su última época de cine un poco de terror, también me fascina, y no dejo de descubrir cosas nuevas o de ver películas que no había visto, y como personaje también me fascina un montón. Me parece imposible elegir, me parecen dos mujeres poderosísimas y además es que es que justo son dos mujeres que, a mí de pequeña, yo las miraba y decía, wow, me fascinaban físicamente, como interpretaban, esa energía y ese carisma que tenían las dos. O sea, que no puedo elegir, lo siento».
Los protagonistas de su novela se conocen sin tecnologías ni aplicaciones de por medio. Ya que hablamos de cine, le preguntamos si lo de ligar a la salida al cine sigue funcionando:
«Según a cuáles vayas. Por ejemplo, yo pienso en la Filmoteca, allí se forman muchos corros cuando se sale de ver la película, incluso acabas hablando de la película con gente que no conoces. Sí que se establecen ciertos círculos. Creo que es divertido recuperar esa especie de cinefilia compartida. Yo creo que pasa más en cines más de ese tipo, que quizá en cines comerciales. A la Filmoteca o cualquier equivalente, van muchísimas personas solas. Entonces las posibilidades de que te pongas a hablar con alguien, pues crecen
“Leer es sexy”, es una frasecita muy instagrameable. ¿Es lícito llevar a una primera cita un libro escogido, o es postureo?
«Yo no escojo el libro porque eso me parecería un poco tramposo, intentar un poco tirarse el pisto de “mira lo que estoy leyendo”. Si da la casualidad de que voy con un libro porque lo estoy leyendo en ese momento y he quedado justo después, pues el libro estará por ahí rondando. Si no, no, nunca me ha gustado demasiado esgrimir tus gustos culturales a la hora de presentarse. Yo creo que eso se va descubriendo poco a poco. Se va viendo si hay afinidades o no, o si la otra persona no tiene afinidades, pero te puede descubrir cosas, pero presentar credenciales así de primeras no, no estoy muy a favor, la verdad».
Es habitual ver a Blanca Lacasa luciendo una prenda en la que aparece Snoopy, el genial personaje de Charles M. Schulz. Con lo cual le planteo otra disyuntiva sabiendo de antemano por cual se decantará: ¿Snoopy o Mafalda?
«De pequeña estaba obsesionada con Mafalda porque, al igual que ella, odiaba la sopa y, de hecho, me regalaban en mi casa, siempre que podían, alguna pegatina de Mafalda recordándome la coincidencia. Y me encanta Quino y, por supuesto, me encantan las tiras de Mafalda y las leía mucho. Pero tengo que quedarme con Snoopy. Para mí, Schulz es otro nivel. Me parece una de las cosas más interesantes que se han hecho en literatura nunca. Me parece que los personajes son increíbles, me parece que se cuentan miles de cosas en cuatro viñetas, en una tira, y me parece que su talento es absolutamente inasible e irrepetible. Puedes releer sus viñetas quinientas veces y siempre te quedas con la boca abierta. Además, tiene uno de mis personajes favoritos de la historia de la literatura, que es Peppermint Patty, que me encanta y también me identificaba mucho con ella».
Le pedimos que reivindique a una figura de la creación, y se decanta por una escritora “opacada”, como tantas otras mujeres
«Voy a reivindicar la Felicidad Blanc, que es una reivindicación que empieza a ser recurrente en mí, pero a ver si consigo que se convierta en una escritora superpopular. Bueno, Felicidad yo creo que todo el mundo que la conoce, la tiene asociada a los Panero. Ella fue la mujer de Panero y la madre de todos los Panero, uno de los personajes, desde mi punto de vista, el más interesante de la película, El desencanto de Jaime Chávarri y creo que una mujer muy opacada. Eran épocas y momentos en los que las mujeres siempre estaban por detrás de sus maridos, y de sus hijos también en este caso, y sin embargo, creo que ya es una escritora que conviene revisar y rescatar. Espejo de sombras es un libro absolutamente apabullante, son sus memorias y que además describe muy bien la situación de las mujeres en aquel momento. Y luego tiene un recopilatorio de cuentos muy buenos también, editados en editorial Renacimiento. Yo llevo ya mucho tiempo hablando de Felicidad Blanc, cada vez que puedo y a cada ocasión. Espero que se reedite sus libros y que sea más conocido de lo que es, porque realmente creo que lo merece. Creo que es una voz muy interesante en nuestra literatura».
Ha escrito ensayo (Las hijas horribles. Libros del KO, 2023), literatura infantil, canciones, ahora novela… ¿Siempre en movimiento?
«No sé si me gusta estar en movimiento o que soy curiosa. Cuando uno es curioso el movimiento ya viene casi añadido. Me gusta hacer cosas, me gusta probar y bueno, me parece que no pasa nada si uno hace una cosa y luego no le gusta o prefiere hacer otra, yo creo que hay que experimentar y hay que ser un poco libre en esto. Yo creo que hay que tomarse las cosas, en general, de una manera lo más ligera posible. Y bueno, las cosas que me han ido surgiendo o que se me han ido más o menos presentando al paso y que he creído que podía hacer, y que me apetecía, pues las he hecho. Así que lo siguiente, pues no sé lo que será cualquier cosa puede ser, veremos».
