Foto de cabecera. Cifo y Dan Arias desmontando en La Riviera © Martin Page
En los conciertos y festivales, tan importantes son los artistas como el equipo técnico de sonido, iluminación y efectos especiales. Nos centramos en los primeros en esta ocasión. Siendo esencial, ¿por qué están tan poco reconocidos en nuestro país?
Era la tercera edición de un festival de música en el sur de España. Verano, amigos, calorcito, grupos favoritos: nada podía salir mal excepto el sonido. Al llegar a uno de nuestros artistas de cabecera no solo no se escuchó nada, sino que el espectáculo sobre el escenario fue nefasto. Ahora sí, ¿dónde estaba el técnico de sonido cuando se le necesitaba? Un clásico con esta figura, de la que solo nos acordamos si el concierto suena mal. Si preguntamos a expertos, el motivo es histórico: «En España, en general, al staff se lo considera, de alguna manera, feriante. No es tan diferente si lo piensas: vas a montar una atracción a un pueblo. Lo ven como puro entretenimiento y no como patrimonio, como sí pasa en otros países como Francia o Alemania», relata Pablo Kohler, técnico de sonido en giras como la de Iseo & Dodosound o Hinds.
En el directo, no solo la figura del técnico consigue que aquello suene como el artista quiere, sino que incluso sea lo más parecido a lo que escuchamos en nuestros dispositivos: «Como técnico, eres un intermediario entre aquello que está entre el escenario y el público, y tienes que conseguir que eso se reproduzca lo más fielmente posible, para que se retransmitan las emociones que ese artista está intentando transmitir», añade Jesús Alcañiz, que lleva media vida girando con infinidad de artistas y bandas de primer nivel.
Conseguir lo imposible o esconder lo que falla
La responsabilidad del equipo técnico es tal, que puede conseguir que el artista se luzca o pinche en muchos casos. Alcañiz tiene claro en cualquier caso que milagros no hacen: «Un mal técnico de sonido puede destrozar a un buen artista o a unos buenos músicos. Un buen técnico de sonido, si los artistas no son solventes, puede hacer de eso algo resultón, pero no se si la palabra es mejorar». Y es que no todo depende de ellos: la sala o recinto, que no siempre está acondicionado para el tipo de show, el material con el que se cuenta, las condiciones climatológicas en muchos casos, la calidad de los músicos o del propio artista son vitales. Así que no, no siempre se trata de ‘disparar al pianista’.
Artistas sin instrumentos
Tanto es así que su figura cada vez toma más relevancia incluso en el propio escenario: «Hemos pasado de que no se pudiera ver un cable o no se pudiera entrar a cambiarle la petaca a un músico porque no era estético o no se veía bien, a lo que ha hecho C. Tangana en su última gira». Son declaraciones de Felipe Lara, jefe técnico de Sin Cantar ni Afinar Tour, el último show de El Madrileño con el que el propio artista admitía haber perdido dinero y ser una de las mayores inversiones que se han hecho en España en un directo. «Es que aquello era mucho más, era grabar una película». Muchas de las cosas que se hicieron en ese show, con más de 100 personas en el equipo y 150 músicos sobre el escenario, ya se habían inventado anteriormente, claro está, pero nadie se había atrevido a hacerlas hasta la fecha, marcando un antes y un después en artistas como Natalia Lacunza o Rosalía, que comenzó a aparecer en sus conciertos sin músicos y una steady cam que grababa todo lo que sucedía. ¿Quién hacía sonar todo lo demás? Ajá, el pianista al que habíamos disparado.
La importancia que los artistas de música urbana están dando al equipo técnico tiene que ver, según ellos mismos, con la propia profesionalización del sector: «Hace veinte años no existían las escuelas que existen ahora, todo era orgánico, artesanal y la gente lo aprendía de otra gente en giras grandes como las de Julio Iglesias». Además de existir en la actualidad una nueva generación de artistas que le dan la importancia musical y económica a su equipo, como es el caso de C. Tangana: «Quiero pensar que se abre paso esa nueva generación en ese sentido», apunta Felipe Lara.