Foto de cabecera © Jhony_sefeliz
Según la RAE, un diamante es una “piedra preciosa constituida por carbono cristalizado en el sistema cúbico, que se utiliza en joyería por su brillo y transparencia y en la industria por su elevada dureza”. Utilizamos el concepto de ‘diamante en bruto’ para referirnos a una “persona o cosa de valor o potencial grandes, pero sin desarrollar o aprovechar”.
Hablamos con el artista tudelano Alejo sobre su nuevo disco Diamantes y hacemos un recorrido por su carrera musical, influencias y evolución. Transparente, sincero, tierno y mágico… tan puro como una piedra preciosa.
Aunque estudió ingeniería en Barcelona, Alejo nunca llegó a ejercer la profesión –a excepción de unas prácticas universitarias–. Desde que tiene uso de razón ha estado vinculado con la música y su relación con ella ha sido toda una montaña rusa durante el transcurso de su infancia. “Cometí el grave error de apuntarme al conservatorio y empecé a estudiar saxofón”, cuenta. En ese momento se llevó una impresión errónea de lo que era la música hasta que con 11 años se topa con alguien tocando al guitarra y sus padres le compran una. “Ahí reconecté con la música”. Unas cuantas bandas entre amigos, una carrera de ingeniero y varios trabajos superfluos después, Alejo comienza a dar clases de guitarra y a hacer algún que otro bolo. ¿El saxofón? Le tiene un poco de respeto, pero no quita que “el viento metal me parece el instrumento del rock”.
“Me siento muy afortunado. Hay meses mejores y meses peores, pero no hago otra cosa que no sea música”, recalca. Y es que el ‘multitrabajo musical’ es muy frecuente en esta industria, por lo menos si hablamos de talento emergente. Alejo es tajante con su opinión: “La industria apoya al talento emergente cuando cree que va a encontrar el nuevo ‘algo’ y eso me parece un error. Tiene que haber oportunidad para todo el mundo: para el que no vaya a salir de tocar en garitos de 50 personas y para el que vaya a ser el nuevo Joaquín Sabina”.
Estamos viviendo un momento –en todos los sectores– en el que solo se tienen en cuenta los números; los seguidores de Instagram, las reproducciones en Tik Tok o los oyentes mensuales en Spotify. Pero ¿qué pasa con las personas que hay detrás? Las cifras son relativas: “Tú puedes medir tu público si vas a un bolo, tocas un tema y la gente lo canta. Yo puedo tener 400 mil oyentes en Spotify y que la gente no tenga ni idea de quién soy”, afirma. Y qué gran verdad. En una industria dominada por tres grandes discográficas, los sellos independientes juegan un papel fundamental para artistas noveles que buscan una mayor libertad creativa. El artista navarro lo tiene muy claro: “No creo que yo por mi forma de ser pueda estar en una gran discográfica. Necesito tener el control de todo lo que hago. … No hablaríamos el mismo idioma”.
Alejo posee unas influencias musicales muy marcadas; desde artistas consagrados como Tom Petty, Bob Dylan, The Beatles o The Black Crowes hasta referencias como Josh Rouse, Ryan Adams o Jesse Malin. Pero si vamos más allá de la música y de sus referentes “más evidentes”, el músico admira a muchos escritores. John Kennedy Toole, David Foster Wallace, Gil de Biedma o Gabriel García Márquez, personajes de la literatura que pasaron desapercibidos o que no fueron reconocidos en vida, pero que “hicieron grandes cosas”. La historia se repite: “Hay que ser consciente de que habrá gente que esté haciendo cosas maravillosas –sin redes sociales– y que a lo mejor nunca van a tener fama porque la industria no los va a apoyar”.
“Canciones de corazón”. Así describe Alejo su segundo disco Diamantes que se estrenaba en enero y que ha sido grabado entre el verano del año pasado y los primeros meses del 2023. En este segundo álbum vemos a un Alejo diferente con respecto a su debut; un artista que ha evolucionado hasta llegar a una honestidad más pura. “He encontrado una forma de escribir más honesta. Antes hacía muchas metáforas. Cantar las cosas como las siento hacen que esté en paz conmigo mismo”, reconoce, aunque le ha costado tiempo y miedo.
Esta lucidez interpretativa ha desembocado en temas como Rambo, en el que habla del desamor de una manera satírica o Tenemos algo que solucionar, una canción muy sentida que refleja los problemas de salud mental que ha atravesado recientemente. “Hablo de ello abiertamente. He perdido a gente cercana, me han abandonado…”, cosas que nos pueden pasar a todos y que Alejo cuenta de la manera más sincera. “Intento expresar sentimientos que soy incapaz de contar con palabras. Las canciones me ayudan a liberar una serie de sensaciones y emociones”.
No solo ha evolucionado a la hora de escribir y componer sino también como intérprete al subirse al escenario. “Toda mi vida tiene sentido solo por ese momento. Cuando he conseguido olvidarme de todo de verdad he dado los conciertos más flipantes. Sentir que las canciones tienen vida en ese momento”, admite. Y hablando de sus mejores bolos, el de la Plaza del Trigo en el Sonorama “fue mágico” y la presentación del disco en su pueblo natal fue toda una “nube de emociones”. “Tengo la suerte de que la gente, a veces, recorre kilómetros para venir a verme. Merecen el máximo respeto del mundo y a un Alejo que esté al 100%”, agradece.
En Diamantes han colaborado, como baterista y productor, Ramiro Nieto, al bajo Chema Moreno, a las teclas Germán San Martín, como guitarrista Andoni García y al frente de ese equipo, que además de componer y cantar, ha tocado guitarras y algunos bajos, Alejo. Del arte gráfico del disco se ha encargado Cristina Aranguren con su taller de diseño La Guillotina, de la fotografía Adrián Giménez. La edición del disco, además de en digital, se hará en vinilo.
Acaba de anunciar una pequeña gira por España que empieza el 8 de mayo y un EP de colaboraciones, Diamantes en bruto. “La idea es no hacer la típica colabo al uso sino intentar enfocar la canción en la medida de lo posible para representar al artista que está cantando conmigo”. El primer tema de este disco –ya disponible– es Mi Cruz, con el músico y amigo Javi Robles.