Nací en Venezuela y estoy muy orgullosa de ser Venezolana, tuve que salir de mi país porque la situación no era la ideal para emprender. Como país pasamos por momentos complicados tanto sociales como políticos y esto me llevó a aventurarme e irme abriendo puertas en otros lados. No fue el camino fácil el que elegí pero ha sido el correcto, viví y estudié en la ciudad de Nueva York donde crecí como persona y como profesional, con esos conocimientos decidí que era hora de regresar a mi país donde fundé mi primera empresa, pero nuevamente la situación política me expulsó y con mucho dolor pero al mismo tiempo valor decidí salir a comenzar de nuevo. Los extranjeros no solo en Madrid si no alrededor del mundo que hemos emigrado tenemos un vínculo tácito que no se puede explicar, estamos unidos todos por un mismo sentimiento y es el sentimiento de supervivencia, de volver a empezar, de sacrificio todo por esa búsqueda exhaustiva de tener una mejor vida. Todos los que hemos salido de nuestro país nos enfrentamos a retos que parecen imposibles y nos sumergimos en mundos desconocidos, creo que de ahí viene la solidaridad que tenemos entre nuestra propia comunidad, porque como emprendedores queremos vernos triunfar y poder crear negocios que aporten a la comunidad en donde nos encontremos.