Foto de cabecera. Jorge T. Gómez
Sobre todo supone la exaltación de melodías para gozar de la vida. Y es que TF tiene algo, poseen un don especial para que sus canciones contengan algo que les hace únicas, que les dota de una grandeza que hace a sus oyentes, a sus fans, felices.
Puede parecer un hecho evidente, pero no por ello cabe obviarlo. Y es que no es nada nuevo constatar algo que se ha podido comprobar en estos últimos años. La banda ha perdido un gran puntal y compositor cuando Gerard Love (bajista, vocalista y uno de los principales compositores) abandonó la banda en 2018 en una gira de despedida. El último gran disco de TF fue ‘Here’ (2016), aún con Love en la banda. Y ni ‘Endless Arcade’ (2021), ni el reciente ‘Nothing Lasts Forever’ (2023) consiguen deslumbrar como lo hacían antes.
Así que en esta gira de teatros estábamos preparados para que defendiesen sus últimos discos, y que tocasen más de la mitad del repertorio de esos dos últimos discos, un 60% del último disco y un 30% del anterior. Sin embargo íbamos dispuestos a ello, porque sabíamos que habría más jugo, más chicha. Lo que no nos esperábamos buena parte de los espectadores del anfiteatro del Teatro Albéniz es que nos encontráramos un sonido rebote, con los bajos retumbando y sin apenas percibir los detalles de una banda que los mima con esmero, y que cuenta en sus filas con músicos que saben adornar las canciones como Euros Child como teclista y a Stephen Black (Sweet Baboo como alias musical) como músico acompañante. Completaban la formación Norman Blake (voz, guitarra), Raymond McGinley (voz, primera guitarra), Francis Macdonald (batería, voz), Dave McGowan (bajo, voz). Una lástima de sonido que manchó su buena actitud y disposición.
El dúo de guitarras de Blake y McGinley se defiende de miedo, y sus melodías vocales siempre cautiva. Aún así, el repertorio no dejó a medias. Nos salvaron con sus himnos. Como cuando a la segunda canción tocaron ‘About You’, con toda la emoción y energía que desprende, la única canción de ‘Grand Prix’ (1995) que sonó. Impases con canciones nuevas, de las que se salva de largo ‘Everything Is Falling Apart’ o el precioso medio tiempo ‘I Left a Light on’, que conecta con sus grande baladas imperecederas. Y vuelta al revuelo con ‘Alcoholiday’ de Bandwagonesque’ (1991). Hubo un momento imparable en que nos conquistaron con una balada tan redonda como ‘Your Love Is The Place Where I Come From’, con otras dos selecciones de ‘Songs of Northern Britain’ (1997) como con la energía de ‘It’s a Bad World’ o el pop de ‘I Don’t Want Control of You’, para recuperar la magnífica ‘I’m in Love’, o hacer grandiosa ‘My Uptight Life’ de ‘Howdy!’ (2000) y rematar por todo lo alto con ‘The Concept’. Los bises casi sobraron, con ‘Back in the Day’ y ‘Middle of my Mind’, dos canciones de los dos últimos discos, excepto por ‘Everything Flows’ de aquel primer disco ‘A Catholic Education’ (1990). Abrió la noche el galés Sweet Baboo, miembro de la banda, con un pop de songwriter con mucha flema británica.