Finca Villacreces
Brunch entre viñas, conciertos al atardecer, un wine fest que da la bienvenida al verano… en las sugerentes propuestas enoturísticas de esta icónica bodega de la Ribera del Duero, cultura y naturaleza bailan juntas para que el visitante goce con todos sus sentidos.
Dicen que Finca Villacreces es “la joya escondida” de la Milla de Oro de la Ribera del Duero. Y la verdad es que tiene mucho de refugio secreto, con sus quince parcelas de viñedo ocultas tras un asombroso pinar centenario y el río Duero dibujando sus márgenes. En este enclave bellísimo y salvaje, una congregación de monjes cistercienses erigió un pequeño monasterio en el siglo XIII, la histórica raíz de una finca muy singular. Con ese latir lento y sus originales propuestas enoturísticas, Finca Villacreces encarna como pocos proyectos ese paradigma de la vida slow, de los placeres conscientes y sosegados, tan necesarios en estos tiempos de vértigo.
Precisamente esa sugerente oferta enoturística la ha convertido en una de las bodegas más visitadas de la zona, reconocida en varias ocasiones por sus atractivas propuestas, desde sus evocadores atardeceres musicales en época de vendimia (Villacreces Sunset), al “Día Pruno”, el primer wine fest de la Milla de Oro. Cada solsticio de verano desde hace ocho años, este festival reúne a más de 400 prunolovers, que disfrutan de una experiencia memorable: conciertos de artistas como Depedro, Rufus T. Firefly o Sienna; actividades muy originales (entre ellas “Pintura y Vino”, en la que se juega con las diferentes técnicas de la pintura para aplicarlas a las etiquetas del vino); suculenta gastronomía local (con el pincho de lechazo como estrella); una evocadora selección de vinos nacidos en un viñedo único (condicionado por una excitante diversidad de suelos y un microclima escrito entre majestuosos pinos)…
Entre pinares centenarios y vinos con alma
El “Brunch Villacreces”, que celebran en primavera, es otro evento imprescindible para los amantes de la gastronomía, el vino y la cultura. Pero a estas citas anuales se suman sus propuestas más cotidianas, muy cuidadas y pensadas para grupos reducidos: recorrer los viñedos en bici eléctrica, disfrutar de un pícnic en sus viñas escoltadas por pinares, catar sus vinos más emblemáticos (Finca Villacreces y Pruno, que fue elegido por Robert Parker como el mejor vino español de la historia en cuanto a relación calidad-precio) acompañados de un aperitivo especial…
Detrás del apasionante proyecto de Finca Villacreces se reconoce el mimo de Artevino Family Wineries, propiedad de la familia Antón, que también da voz a otros paisajes irrepetibles en Izadi y Orben (D.O. Ca. Rioja) y Vetus (D.O. Toro), trasladando el alma del territorio y aportando un giro característico que siempre mira hacia la viña, la cultura y el placer.