Alfred ha venido hasta la redacción de El Duende para hablarnos de su nuevo y tercer álbum T’estimo es te quiero, un proyecto muy personal que hace un homenaje a sus raíces y a la tradición folclórica catalana. Este verano estará de gira por algunos festivales de Cataluña y el año que viene seguirá por el resto de las ciudades españolas, incluyendo Madrid.
El disco incluye colaboraciones con amigos como Álvaro Soler o Carlos Sadness y temas que ya han sido reconocidos por público y crítica: Els teus ulls (todo un fenómeno en radios catalanas y Spotify), Llamas en el cielo (Premio Cadena 100) o Rumba catalana, que ha dado lugar incluso a un documental en Filmin.
¿Por qué ese título?
T’estimo es te quiero es una respuesta a una pregunta que surge cuando le digo te quiero a alguien por primera vez. Lo digo en catalán porque yo amo en catalán. Es la lengua en la que me he criado. Y me han querido más en catalán que en castellano. En ese momento en el que le digo «t’estimo» a esa persona me pregunta: «¿Qué es t’estimo?» «T’estimo es te quiero». También resume muy bien lo que es el disco: bilingüe, aunque la balanza se inclina más al catalán.
¿Con quién has trabajado para el diseño y la fotografía?
Los video lyrics del disco y el videoclip de Estrella con Álvaro Soler han sido dirigidos por Marc Borràs, que también ha hecho de director del proyecto físico. Las fotos están realizadas por Natàlia Cornudella, el diseño del disco por Marc Viñas y la dirección de arte de la portada y la contraportada es de Marta Gojor.
¿Qué querías representar?
Quería que todo tuviese una relación con el mar y con el lugar en el que yo me he criado que es El Prat de Llobregat. Los video lyrics se grabaron en Cadaqués, pero el videoclip con Álvaro Soler y las fotos del disco, en la Casa Gomis. La acaba de comprar el gobierno para convertirlo en una especie de museo sobre arquitectura sostenible. Es una de las casas más bonitas de mi pueblo que ahora mismo se ve amenazado por la ampliación del aeropuerto. Era una manera de reivindicar que El Prat no solamente es el aeropuerto, sino que también son los espacios naturales y la arquitectura, típicos de la costa catalana. Era poner el sello de la catalanidad directamente en la portada. Se ve también el interior de la casa, como si hubiera pasado una fiesta de Sant Joan, que es tan típico de Cataluña.
¿Dirías que esa catalanidad es el hilo conductor?
Sí. No solo se busca esa catalanidad en que algo esté cantado en catalán o que sea una tradición de Cataluña, sino en que suene catalán. A mi lo que me llama la atención de la música catalana es que puede ser instrumental y sonar catalán. Ahora mismo estamos en un momento en que la música en catalán es cuando más se canta, pero suena más americana que nunca. Y se crea mucha polémica porque parece que solo la quiero limitar a la tradición folclórica y, todo lo contrario; yo estoy muy contento de que se cante en catalán.
¿En qué momento empezó a cocinarse este tercer álbum?
Empieza en el momento en el que yo escribo Els teus ulls, que es la canción que abre y el primer sencillo que salió. Esa canción le dio rienda suelta a la creación del imaginario artístico del disco, y sónico. Porque no deja de ser un homenaje a la rumba catalana y al sonido más mediterráneo.
¿Qué tienen que ver la guitarra de tu tío Pepe y la cámara analógica de tu padre?
Es algo más metafórico. He conectado mucho con mis raíces: mi padre es de El Prat y mi tío Pepe fue el que me enseñó música con su guitarra de flamenco. Ha sido uno de los grandes cantaores y guitarristas de la rumba catalana de los 70 y los 80. Este disco es familia.
¿Siempre has tenido claro que querías hacer música en ambos idiomas?
He hecho música en catalán desde mi primer disco. Las primeras canciones que publiqué de mi primer disco 1016 fueron Et Vull Veure con Amaia y Crema La Nit con Txarango. Y el Himno del Prat que es una adaptación de la sardana de mi pueblo. Luego saqué Electricitat con Miki Núñez.
En 1997 no había ninguna canción en catalán, pero sí en inglés.
¿Pero sabes por qué? Dio la casualidad de que yo me mudé a Madrid. Cuando compongo las canciones lo hago en un contexto y en un lugar. El momento en el que dejo de componer en catalán es porque me he ido.
¿Cómo es la acogida de tus canciones en catalán cuando sales de Cataluña? ¿Cuesta entrar en el ‘mercado exterior’?
Yo he ido a Vigo, a Sevilla, a Bilbao, a Córdoba, a Madrid, a Buenos Aires, y me han cantado las canciones en catalán de arriba a abajo, hasta el himno de mi pueblo. Empezaremos la gira por España el año que viene; en Cataluña ha funcionado muy bien, todo vendido así que muy contentos. El catalán es un arma de expansión que aún no conocemos bien.
¿Cuál es tu sala favorita de Barcelona? ¿Y de Madrid?
En Barcelona tenemos espacios increíbles para vivir la música. Tengo que decir que más que las salas, son los que organizan los eventos. Hay unas personas que se llaman Concert Studio que hacían el festival de Pedralbes que ahora se llama Alma. Ese festival que hacen en el Poble Espanyol es increíble. En ese sitio comencé con mi primera gira de festivales. Le tenía mucho cariño al JazzSí Club, el Taller de Músics. Es un lugar mágico donde hice muchas jam sessions.
Y en Madrid recuerdo la Joy Eslava, que ahora es el Teatro Eslava, donde hice mi primer concierto. También he disfrutado mucho las Noches del Botánico. Recuerdo ver a Antony and the Johnsons, ahora Anohni, y me encantó.
¿En cuál de las dos ciudades crees que es más fácil empezar en la industria de la música?
Creo que las dos ciudades apoyan mucho al arte en vivo. Barcelona da más herramientas, hay más creatividad, más empuje. No sé… Siento que es más difícil crecer musicalmente en Madrid. Barcelona es más inspiradora y abre más al mundo. Es una opinión de un tipo que es de ahí, claro. De allí han salido Rosalía, Kiko Veneno, Manolo García… aunque de aquí también.
¿Cómo ha sido tu evolución desde 1997?
Piensa que 1997 fue un disco muy experimental y de transición, aunque hubo canciones que sonaron en radio y tuvieron éxito. Estaba Alex Ferreira, el Niño de Elche, Albert Pla, era un disco mucho más líquido. Estuvo a punto de llamarse Tiempos Líquidos como el libro de Bauman. Era un paso hacia donde estoy ahora. Si te das cuenta la música más folclórica de ese álbum me ha llevado a lo que soy hoy. Son dos discos, 1016 y 1997, que se escriben en dos épocas muy marcadas: mi salida de OT y un parón muy largo que hice después de la gira 1016. Entonces ahora es cuando he podido reposar todo y decir: esto es lo que es Alfred.
¿Dónde te hace especial ilusión presentar T’estimo es te quiero?
Lo presentamos en abril en el festival Strenes que siempre hace una ilusión tremenda porque ahí vas a estrenar un disco, es el primer concierto que se hace de gira. Además, lo estrené antes de que saliera el álbum, una cosa que hago casi en cada gira. Me gustaría volver a mi pueblo a presentarlo o hacer un Grec. Ahora estaremos en el festival NEC de Calella; es en un faro y como el disco es tan mediterráneo tiene un sentido muy grande hacerlo allí.


