Foto de cabecera © Liberto Peiró
Un éxito. La octava edición ha conseguido consolidar otro paso adelante del festival Tomavistas, al pasar del Parque Enrique Tierno Galván a La Caja Mágica. Ampliando y consolidando público, diversidad de géneros y calidad del cartel. Un festival que desde ya, y como reza su hashtag puede confirmarse como el festival #TanDeMadrid, por su arraigo con el público melómano y por atraer público de otras provincias. Un total de más de 25.000 personas acudieron el pasado viernes y sábados a un cartel encabezado por Los Planetas, Editors, The Blaze, Belle and Sebastian, The Jesus and Mary Chain, Phoenix, Standstill, Alizzz, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Baiuca o Los Estanques, entre muchos otras propuestas. Y además los organizadores han sabido elaborar un itinerario internacional, otro nacional consagrado y otro nacional emergente. Cada uno elige su trayecto, y a disfrutar.
Día 1
Las estadounidenses La Luz abrían el festival con un excelente nuevo disco estrenado ese mismo día, ‘News of the Universe’, que indaga en ese pop coral tan 60s y con hermosas melodías, texturas y ambientes. Repion desplegaron toda su energía rock, con uno de los mejores y más directos nacionales que pueden verse en la actualidad: tenemos devoción absoluta por las hermanas Iñesta. Lo de Standstill fue también de impacto, que banda más poderosa en directo. Crecieron en el hardcore cantando en inglés, pero derivaron a una propuesta más rugosa y compleja del rock, haciéndose un hueco en el panorama. Su vuelta a los escenarios ha sido un regalo musical sin contemplaciones porque son una banda que se entrega y transmite la profundidad de sus letras, la intensidad de su música. Mientras la descarga de Standstill no devolvía momentos estelares de ‘Standstill’ (2004), ‘Viva la Guerra’ (2006), ‘Adelante Bonaparte’ (2010) y ‘Dentro de la luz’ (2013).
Dinosaur Jr. con J. Mascis y Lou Barlow al frente ofrecieron una lección de rock ampuloso de los 90s, con esa sabiduría con poso pregrunge. Sonaron pletóricos sus clásicos (“Feel the pain”, “Out there”, “Get me”, “The Wagon”, “Start Choppin”, entre otras) y su maravillosa versión del “Just Like Heaven” de The Cure. Eso sí, no sonaron todo lo finos y potentes que merecían, ¿será cosa de la fidelidad al lo-fi?
Los Planetas dieron uno de sus conciertos de sus vidas. En su 30 aniversario despacharon impecablemente ‘Súper 8’, una pena que no hayan querido contar para esta gira con dos de sus grandes músicos como Banin ni Eric, habituales de la banda. Qué gozada ese tríada “De Viaje”, “Qué puedo hacer”, “Si estás bien”. Y la urgencia incisiva y contundencia noise de “Jesús”. O el subidón de “La Caja del Diablo”. “Mejor los originales que las imitaciones” soltó Jota en clara referencia al estreno de la película ‘Segundo Premio’. En los bises, la efervescencia de “Nuevas Sensaciones”, el despecho de “Prefiero Bollitos” o la contundencia de “Mi Hermana Pequeña” su primer gran éxito. Ya vimos a Los Planetas en su esplendor en el Tomavistas de 2018. En este 2024, Jota cantó mejor que nunca, todo un hito.
Editors me vuelven a recordar que la herencia de Joy Division no siempre se mantiene ahí arriba. Son una banda que sigue un esquema pero que va por la línea fácil, por un mainstream al que le falta sustancia. Tocaron algunas de sus grandes éxitos pero en ningún momento me cautivaron. A pesar de su carisma y de su gran voz, Tom Smith no tuvo su mejor noche. Correctos, sin más. Y qué de decir del dúo francés The Blaze. Lo suyo fue una lección de electrónica fina. Sumada a sus grandes visuales. Siguiendo la herencia del ‘french touch’, el dúo parte del pop para crear una electrónica que bebe del synth pop y del electro, sin explotar ni apabullar, pero que poco a poco crea
Entre los solapes, nos perdimos a los británicos The Reytons, una banda de pub rock, o indie rock, enérgico pero sin mucho más acicate. A los neoyorquinos Bodega, que en su visita en 2022 a la sala El Sol ya me alucinaron con su festiva propuesta, en esa mezcla descarada entre new wave, disco, indie rock,… A Hinds también me las perdí, sus singles adelanto apuntan fuerte. Lo mismo que a Melenas y a Pipiolas.
Día 2
Dos platos fuertes, tan sugerentes y originales como Laetitia Sadier y Villagers abrieron la segunda jornada. Con nuevos y relucientes discos. Propuestas relajadas pero en las que confluyen calidad y originalidad. Pop y folk, respectivamente, que a pleno sol no son su mejor hábitat, pero que abren el apetito musical de buena gana: mejor buscando la sombra, la brisa y los destellos musicales. Todo bien. Todo cómodo, pero no quiero ni pensar en ese recinto de asfalto en plena ola de calor.
La estadounidense Hurray for the Riff Raff también traía nuevo disco nuevo que presentar, en una amalgama poderosa de americana con rock de raíces, una propuesta muy interesante a la que castigó un sol de justicia. A la misma hora Derby Motoreta’s Burrito Kachimba desgranaban con desparpajo su kinkidelia, heredera de Triana y del rock andaluz. Exhiben buen hacer y saben que calan, que atrapan a un buen público.
Belle and Sebastian dieron quizás el concierto del festival. En esa hora en la que el sol iba dando un descanso y se recogía, salieron a darnos un baño pop. Y es que los escoceses conquistan con ese pop exquisito de larga tradición. Sus directos son infalibles desde hace muchos años, y además lo conjugan con unas visuales muy resultonas. Momentazo en “The Boy with the Arab Strap” en el que suben a bailar al escenarios unas decenas de elegidos entre el público. Sonaron radiantes clásicos como “Get Me Away from me I’m Dying”, “Another Sunny Day”, “I Want the World to Stop”, “Step Into my Office Baby”, o el cierre final con “Sleep the Clock Around”.
Los Estanques dieron otro de los conciertos del festival. Que banda más cachonda y loca. Su psicodelia con rock nos entusiasma. Y es que en directo son un pasote. Y te echas unas buenas risas con ellos. Menuda coña cuando sacaron un póster en tamaño real de George Michael (época Faith), como miembro invitado. Ofrecieron un concierto trepidante, descacharrante, intenso, con subidones y bajones. Y momentos de pura conexión musical. Son de los grandes.
Los escoceses The Jesus and Mary Chain arrancaron con “jamcod” su magnífico single de este 2024. Hace muchos años que me reconcilié con el directo de los escoceses, desde aquella gira de ‘Damage and joy’ (2017). En esta ocasión también nos deleitaron con un concierto electrificante y sustancial, donde noise y oscuridad crearon impronta y magia. Esas descargas, esos riffs son tan suyos, tan pura alquimia. Qué regalos melódico y de pura intensidad es poder escuchar en directo “Happy When it Rains”, “Head On”, “All Things Must Pass”, “Some Candy Talkin”, “Blues From a Gun”, “In a Hole”, “Sidewalking”, la reciente “Girl 71”, o “Just Like Honey” convertida en clásico gracias a Bill Murray y Scarlett Johansson, y acabar con “Reverance”. El rock and roll nunca estará muerto con ellos.
Lo malo siempre son los solapes que te hacen elegir. Alizzz se confirmó como un renovador del pop con la música urbana, con un directo súper solvente, pero tampoco para tirar cohetes. Y los franceses Phoenix fueron el colofón pop ideal para el festival. Llevaban un montaje (visual) espectacular con efectos en 3D. Y tiraron de sus clásicos que causan sensación. No me dicen nada nuevo, pero son un grupo que funciona del tirón en un festival. Tomavistas creciendo y superándose. En 2025, más.