La vida es un baile de cifras y de números, pero al final, los que verdaderamente le ponen el rock’n’roll y los mejores riffs a las melodías son las personas. En cuanto a cifras diremos que esta finca que cuenta con 3.000 hectáreas (más de 3.000 campos de fútbol), a 17 kilómetros de la localidad de El Bonillo (Albacete), se encuentra entre dos parques naturales (las lagunas de Ruidera y la sierra de Alcaraz) y se eleva a 1.100 metros de altitud que, sumados a un clima extremo y a un particular suelo de guijarros, conceden ese carácter diferenciador y lleno de matices a sus vinos. Cuenta con 122 hectáreas de viñedo ecológico, diseñado por el gran gurú de la viticultura, el australiano Richard Smart, una importantísima explotación agrícola y ganadera (4.000 ovejas manchegas alimentadas con sus propios cultivos), de la que proceden sus espectaculares quesos Hacienda Guijoso, con D.O.P. Queso Manchego y curados sobre madera de sabina, algo de lo que no muchos pueden presumir, porque aquí se encuentran algunos de los sabinares más valiosos de la Península, con ejemplares de hasta 2.000 años.
Eso en cuanto a cifras, y en cuanto a personas, ahí ya no caben los números… Ahí cabe la ilusión, la profesionalidad y el saber que estás rodeado del mejor equipo posible. Y ahí precisamente, y en un ranking del 1 al 10, Antonio Conesa, su propietario de origen murciano, se sitúa a sí mismo en el número 11 “porque aún le quedan muchas, muchas cosas por hacer”. Es un alma inquieta y desde los 13 años está en la carretera, vendiendo y comprando, de aquí para allá. Asegura no ser visionario, pero lo es y sabe muy bien que las personas, la labor artesanal que realizan y un buen proyecto lo son todo para alcanzar esa quintaesencia que quizás busque sin buscarla. Le sobra humildad y no le falta ojo para rodearse de esas personas perfectas que, día a día, construyen un proyecto donde la sostenibilidad no es un concepto grandilocuente ni un argumento de venta, “es de sentido común”, como dice su hijo, José Ángel Conesa. Porque “aquí todo se aprovecha, la finca engloba varios proyectos y todos se retroalimentan”.