“Me da envidia la vida que tenían mis padres con mi edad”. Qué difícil parece no caer en la ro-mantización del pasado cuando el monstruo de la precariedad ha asaltado todos los aspectos de tu vida. Resulta harto complejo no sentirse cómplice al repasar al detalle las decisiones que te han llevado hasta este momento, culpable. Pero entonces alguien te dice “Todos estamos igual” y eso, de alguna forma, te consuela. Con suerte, hasta te saca una sonrisa. Porque, sí, “no todos los superhéroes llevan capa”, a veces solo necesitan lápiz y papel para salvarnos (al me-nos durante un rato). Eso y una identidad secreta, claro.

 Ilustraciones por Precariada.

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