Foto de cabecera © Jorge T. Gómez
Por ello se pavonea como si fuera un hada, o una princesa prometida del indie. Y se comporta como tal, como una diva indie. Y todo discurre entre confesiones y un punto distendido con la audiencia, que crea mucha cercanía y conexión. Pero hay algo que me echa para atrás, no sé cómo deciros, como si hubiera algo de impostado, de poco natural. Quizás sea yo y mi hartura del postureo. Pero valoro enormemente todas sus virtudes, que ya he mencionado, y no son pocas.
El público estuvo entregado, en los momentos oportunos silencioso, aplaudiendo enloquecido desde el primer momento en el que apareció para interpretar “It’s Not Just Me, It’s Everybody” y “Children of the Empire”. Y luego gritaban con cada coreografía, movimiento, salto o pose. Salió a escena con un body, traje blanco con capa blanca, como queriendo aparecer en un mundo muy cinematográfico. Parecía que Paul Thomas Anderson hubiese querido apuntar más alto en Licorice Pizza y en lugar de Alana Haim, apareciese en un musical o en un escenario vaporoso Weyes Blood como una diosa victoriana.
Su voz embelesa, desde luego, y apunta alto, entroniza a clásicos como Joni Mitchell o a contemporáneas como Lana del Rey. Repasó sus tres últimos discos, especialmente los excelsos ‘Titanic Rising’ (2019) y ‘And In the Darkness, Hearts Aglow’ (2022) y recuperó las preciosas “Diary” y “Seven Words” de ‘Front Row Seat to Earth’ (2017). Con “God Turn Me Into a Flower” nos transportó a otra realidad, a un diálogo muy íntimo, de esos que calan, y que representa casi una estampa celestial de revelación y alumbramiento. Con “Andromeda” dibuja muchos paisajes posibles. Le acompañaban un cuarteto resuelto, bien conectado, que resalta y embellece las canciones.
En ese folk con una gracia cautivante nos conquista, ampliando y aportando modernidad a un estilo clásico. Hubo mucha adulación, le regalaron un ramo de flores, que posteriormente lanzó rosa a rosa al público. Y manifestó su pasión por el cine, y espectadores de las primeras filas le regalaron varios DVDs de directores de culto, como ‘Twin Peaks’ y ‘Mullholland Drive’ de David Lynch, o ‘Hiroshima Mon Amour’ de Alain Resnais, película de la que no tiene un gran recuerdo porque cuando la vio andaba espesa por ir un poco colocada.
En los bises acudió a dos clásicos como “A Lot’s Gonna Change” y “Picture Me Better” para terminar de encandilar al público. Todos nos fuimos con un una estela y una aura liviana, etérea y luminosa. Pocos pueden decir que conquistan y embrujan a su audiencia.
Lunes 30 de octubre de 2023 en La Paqui