Foto de cabecera: Familia Roca en Gruyères
Conocer todas las maravillas que esconde este país se convierte en una auténtica experiencia llena de tradición y disfrute de la naturaleza. Un excelente sistema de transporte ferroviario conecta desde los pueblitos más remotos hasta las ciudades más grandes de Suiza.
Así, Jordi Roca se embarcó en un viaje inolvidable junto a su familia, en el que recorre los destinos de Basilea, Zúrich, la región de Friburgo y Ginebra para vivir una serie de experiencias muy dulces relacionadas con la gastronomía y repostería, el arte y el turismo.
“Donde el arte fluye como el agua”
Al norte de Suiza se ubica Basilea, una región que, como bien lo dice el Jordi Roca, sabe a galleta de jengibre. Allí se ubica una fábrica de galletas con más de 260 años de historia, Jakob’s Basler Leckerly, donde preparan sus típicas Läckerli con recetas centenarias del negocio familiar.
La combinación de edificios históricos y arquitectura moderna hacen del recorrido por Basilea un auténtico placer, con decenas de fuentes de agua potable y playas fluviales para refrescarse durante el calor del verano. Para completar la experiencia, es imprescindible conocer la colección de arte del Museo de Basilea (Kunstmuseum), que además de exposiciones de arte contemporáneo, sorprende con una vinculación especial con Picasso.
“No solo del dulce vive Zurich”
En menos de una hora, el tren va desde la encantadora Basilea a la ciudad más poblada de Suiza. El chef recorre Zurich en tuktuk, buscando las chocolaterías y confiterías más míticas de la ciudad, descubriendo el museo Lindt Home of Chocolate y llenándose las manos de chocolate preparando su propio souvenir. La tarde en Zurich continua con un paseo por sus acogedoras tiendas de productos locales y una visita al pabellón de Le Corbusier.
Durante la temporada estival, el plan por excelencia es echarse un chapuzón en los badis, las playas urbanas y efímeras a la orilla del lago de Zurich, donde también se puede disfrutar de una auténtica propuesta gastronómica en los restaurantes aledaños.
Una ciudad medieval
El trayecto de Zurich a Friburgo podría ser un viaje en sí mismo, atravesar los paisajes verdes y montañosos para llegar a una ciudad medieval que esconde más de un secreto. El más dulce de ellos es la pastelería de Jorge Cardoso, campeón del Mundial Culinario en 2018 y 2022, donde el chef Jordi Roca elaboró unos bombones de la más alta calidad.
Si hablamos de las joyas de Friburgo, también descubrimos que Gruyère es mucho más que un queso. En el idílico pueblo de Gruyére se encuentra el Castillo de Gruyères y uno de los lagos artificiales más bonitos de suiza. Además, no hay excusas para dejar de visitar queserías locales donde preparan su producto estrella con el mayor de los mimos.
La visita se completa tomando una auténtica fondue en la Buvette de Chez Boudji y con un paseo por las laderas de Molesón, con unas vistas privilegiadas a los Alpes desde su teleférico y en las pistas de trineo de verano.
Belleza natural y encanto urbano
Esta dulce ruta con el mejor pastelero del mundo termina en una ciudad llena de novedades: “Ginebra en verano es como una caja de bombones, con sorpresas en cada esquina y cada muelle”, cuenta Jordi.
Cruzar el lago en los barcos de la Belle Époque, callejear por el centro histórico y visitar sus viñedos o el parque Bois de la Batie. En Ginebra, el reto más dulce es hacerse con el “choco pass”, un pasaporte que abre las puertas a las mejores chocolaterías de la ciudad, donde descubrir y degustar sus mejores creaciones.