Foto de cabecera © Jorge T. Gómez
Descubrí a The Magnetic Fields con esa obra maestra que es ’69 Love Songs’, un disco triple que desmenuza el mundo de las relaciones en 69 canciones, y desde entonces me conquistó esa manera confesional de hacer un pop tan propio, tan personal y tan confidencial, con un punto naif, pero a la vez en búsqueda del preciosismo y de la intimidad de la música de cámara, con grandes momentos melódicos y proezas armónicas.
Iba con mis dudas al concierto de Stephen Merritt y los suyos, sabía que habían tenido épocas en los que sus directos fallaban siendo un desatino y un despropósito que no los salvaba ni su gran cancionero. Pero para mi gozo lo que me encontré fue un concierto íntimo de pop mayúsculo repleto de buenas canciones.
En un primer momento, pensé que el volumen estaba demasiado bajo pero me di cuenta que fue una buena estrategia para que el público estuviera atento y callado, y conectase con la banda y el repertorio. Decidí subir a la primera planta y disfruté de buena visibilidad y del calor de las canciones, pese a la distancia.
Stephen Merritt, quiere pasar desapercibido siendo parco en palabras, pero expande la magia de sus canciones bordando su registro vocal de barítono, y se acompaña de su cuarteto habitual con el que tiene una buena conexión y una ejecución impecable. Hicieron un recorrido por la gran mayoría de sus discos, desde sus inicios con su primer disco, ‘The Charm of the Highway Strip’ (1994), con una pletórica y radiante “Born on a train” hasta el último disco ‘Quickies’ (2020), del que nos encantó “The Day the Politicians Die”. Recuperaron también grandes momentos de ‘Get Lost’ (1995) y ‘Holiday’ (1999), con momentazos más synthpop, llevados a un punto pop de cámara como los que aportan canciones con halo de elegancia, “Smoke and Mirrors” y “All the Umbrellas in London”. Y luego el punto desenfadado de “Desert Island” o de “The Flowers She Sent and The Flowers She Said She Sent”. O ese magnífica pieza onírica y psicotrópica que es “Take Ecstasy with me” (!!! Chk Chk Chk, tienen una versión fabulosa). O qué maravilla esa “Andrew in Drag”, hablando de esos devaneos de flirteo gay, trans.
The Magnetic Fields juegan a veces con melodías y estructuras repetitivas que funcionan la mar de bien. Sus canciones contienen un aroma pop delicioso, que llegan para instalarse en el oyente al que le gusta el pop sin complejos, con historias y confesiones vitales desde una perspectiva del anti héroe, del activista LGTBI. Canciones que destilan una mirada folk, pero también apuntes de pop electrónico y un deje clásico de la música de cámara.
“Drive On, Driver” tiene un poso noise que no explotaron tanto en directo. Otra delicia pop que resalta es “It’s Only Time”. Me encanta como juegan con las guitarras, los teclados y la importancia del chelo. Lo que menos me gusta de The Magnetic Fields es el abuso de las cajas de ritmos, porque me gustan mucho las baterías orgánicas, pero como las canciones son tan redondas, envolventes y jugosas, lo dejo pasar por alto.
Se explayaron con 9 canciones de ’69 Love Songs’, con momentos gloriosos como con “The Luckiest Guy on the Lower East Side” donde canta su guitarrista, su otra guitarra (acústica y ukelele) canta una canción de corte casi religiosa, “Kiss Me Like You Mean It”, y en un modo íntimo “Come Back From San Francisco”. Luego sobresale el punto crooner de “I Don’t Believe in the Sun”, el lado folk country banjo mediante de “All My Little Words” o el modo confesional de “A Book of Love”. Con “A chicken with the head cut off” nos trajeron ese brío pegadizo y contagioso a base de synthpop.