Foto de cabecera. Modelo con PRENDAS DE ROCA MOOD
Gema Gómez es la fundadora de Slow Fashion Next, una plataforma de divulgación y consultoría de moda y sostenibilidad. Un área que conocía muy bien antes de crear la iniciativa, ya que trabajó en grandes empresas del sector en Francia y Madrid. De esta última experiencia, que le llevaba a viajar mucho a las cadenas de producción en Asia, salió con la idea de cómo tenía que ser la moda.
Pero antes de explicar qué es exactamente la moda sostenible, apunta que es necesario que seamos conscientes de lo que consumimos. «Por mucho que hagamos la ropa con mejores materiales, tenemos que entender que una camiseta son recursos: es materia, agua, energía, alguien que lo está creando, transporte… Tenemos que entenderlo y responsabilizarnos. Somos parte del problema y la solución. Lo primero es preguntarnos si necesito eso y luego elegir bien dónde destino mi dinero. También exigir que quien no lo cumple, pague».
Dos términos, moda y sostenibilidad, que para ella agrupan muchas cosas: «Desde que todas las personas implicadas deben tener un salario digno, hasta que se tiene que proteger el medioambiente siguiendo unos criterios o que las ropas deben estar ecodiseñadas. También que sean duraderas y con estilos atemporales, para que no caduquen. Y, por supuesto, que no dañen a ningún animal».
El problema es que esta información no está muchas veces al alcance del consumidor, ya que las marcas que no las cumplen la suelen maquillar o esconder. Por eso, aunque Gema Gómez sostiene que no es nada fácil saber cuándo una marca es sostenible y cuándo no, nos da ciertos consejos. «Si ofrece rebajas del 60% o más, automáticamente no me lo creo, porque las marcas justas no suelen tener grandes márgenes. También tendremos que buscar si tienen certificaciones, como Global Organic Textil Standard, que es bastante potente. Las que crean ropa con poliéster reciclado tampoco me parecen sostenibles, ya que el plástico es malo para nuestra salud. Especialmente el que se lava».
Por eso recomienda acercarnos a las marcas pequeñas y conocerlas bien. «Es más trabajoso, pero hasta que se cree una regularización no hay alternativa. Ahora parece que van a llegar cambios: hay muchas propuestas en Europa, pero para que eso ocurra tenemos que involucrarnos», finaliza.
Lucía Roca, creadora de Roca Mood, es una de esas diseñadoras que intenta llevar la sostenibilidad a sus prendas. Cuenta que a ella siempre le habían confeccionado en casa la ropa con fibras naturales, así que tras estudiar moda y hacer unas prácticas en un taller artesano, fundó la marca en 2018 siguiendo lo que había aprendido en su familia.
Cuando le pedimos que nos explique cómo es su trabajo, responde sin ambages. «Como no existe una regularización, intento que todo esté certificado. Es decir, que la materia cumpla en todo momento con que no se está explotando a nadie, que las fibras sean orgánicas, con materiales que protejan la piel, que no se usen químicos o pesticidas, que los tintes no sean dañinos y, que en caso de que se contamine de más, se compense de alguna forma. Todo esto me aseguro de que suceda antes de que llegue a mí el material».
«La parte de la producción es toda local. Tengo dos talleres muy pequeñitos, de forma que el impacto recae aquí. Y después, que esas prendas se puedan biodegradar. También que no siga la moda del momento, que con ellas se pueda crear un armario más pequeño y atemporal. Además de que sean duraderas. Yo siempre ofrezco la posibilidad de arreglar la prenda. No considero que se tenga que tirar porque una costura se abra».
Y cierra: «Creo que es necesario crear una normativa para poder definir bien el concepto y que las marcas que no lo son no puedan utilizarla. Que no usen publicidad engañosa. Si no queremos caer ahí, la clave es fijarnos en qué muestran a través de sus redes. Cuando no tienes nada que esconder, enseñas todo. Como hago yo. Y si tenemos dudas, preguntar directamente a la marca».