Foto de cabecera © Jorge T. Gómez
Jane Weaver lució elegante con un vestido colorido, que casaba muy bien esos universos musicales por los que transita, que compartió con brío y de manera convincente. Vino acompañada por un trío súper preciso y eficaz: el guitarrista creando capas de sonido, envolventes, melodías y riffs precisos; el bajista creando esa colcha rítmica junto a un batería excelso, con visos de destrezas en el jazz.
Entre esas primeras joyas y gemas sonó The Revolution of Super Visions, una canción en el que el pop vuela libre, con elementos funk y capas de sintes. Su estilo a veces nos recuerda levemente a Stereolab, Broadcast o a Saint Etienne, en esa concepción etérea del pop, con la apertura y la magia de The High Llamas.
El foco estaba en su reciente y brillante último álbum, Love in Constant Spectacle. Siete canciones de las 10 nos contagiaron del espíritu que inunda este gran álbum. La maravilla de Perfect Storm, el pop luminoso y ensoñador de Emotional Components o la misteriosa canción que da título al álbum, entre otras. También sonaron divinamente canciones de Modern Kosmology, como la que da título a aquel álbum y Slow Motion. Weaver desenreda el misterio de sus letras, se muestra cercana y consigue conducirte por su universo musical con sencillez y simpatía.
Nos encantó esa recta final de Univers, una de sus canciones más redondas, cantada en inglés y francés, Flock, una canción menos evidente pero que indaga con acierto en terrenos melódicos muy interesantes, y una exultante I Need a Connection: una de sus canciones estrellas y un auténtico temazo. Fue un concierto del pop que explora e indaga, libre y pletórico.