Foto de cabecera. Fragmento de portada de ‘Ecotopías’ por Núria Tamarit
Solo hay que echar un vistazo a muchos de los libros, películas y series que se están produciendo. El problema es que con su proliferación se nos hace más complicado pensar en mañanas mejores y, por lo tanto, nos volvemos más conservadores. Una realidad que muchos creadores han señalado y contra la que se están revelando.
Un caso reciente es el de Ecotopías, cómic publicado por la editorial Atisberri con la colaboración de Greenpeace. Un libro en el que nueve ilustradores imaginan utopías a través de este medio. Darío Adanti, uno de los participantes, cuenta a El Duende que llevar a cabo un ejercicio así es muy necesario porque las necesitamos para pensar mundos mejores. «Y eso que me costó mucho crear mi utopía porque me sentí tonto pensando en ella. Algo que le sucedió al resto también porque nos parecían muy simples. Pero no por ello hay que dejarlas de lado. Todas las revoluciones empezaron así», cuenta.
Otra de las participantes, Núria Tamarit, comparte similares preocupaciones. «Imaginar futuros posibles es crucial para movilizarse y exigir a nuestros gobiernos e instituciones cambios que permitan transitar hacia una sociedad justa, sostenible y que sitúe la vida en el centro. La historia nos presenta muchas reivindicaciones que se hicieron posibles gracias a la imaginación, a la visualización de otras maneras más justas de vivir y de entender el mundo. Por ello, las utopías hoy son más necesarias que nunca».
¿Cómo ayuda la ilustración a todo esto?
Un camino que debe ser abordado desde todos los ángulos posibles, no solo desde el científico. El dibujo, por sus características, es un gran aliado. «En mi opinión la ilustración es un medio cercano y aterrizado. Apela directamente a la persona que lee y observa la imagen, llama la atención y comunica de manera más directa que otras artes. Además, carece de pretensión, pues no responde a una intención elevada», explica Núria Tamarit.
Y añade: «Necesitamos que más medios y herramientas den voz a todas estas ideas y sean altavoz de los discursos que personas divulgadoras, pensadoras, filósofas y científicas llevan difundiendo desde los años 70. Estoy segura de que el dibujo y la ilustración —como muchas otras herramientas de comunicación— pueden echar una mano ahí».
Darío Adanti, por su parte, añade que una de las mejores cualidades de la ilustración es que, «en estos tiempos en los que todo el mundo está muy liado y que tenemos muchos estímulos, un relato visual y sintético como el del cómic hace que se pueda leer muy rápido. Por lo tanto, es un gran recurso para llegar a más gente».
Sociedades sin consumo y enfocadas en la vida
En el futuro que este ilustrador y cómico ha imaginado para Ecotopías ya no existe la sociedad de consumo ni el dinero: solo se produce lo necesario y se inventa lo que no, como hacían nuestros abuelos. «Obviamente hay tecnología, pero aquí cada uno no tiene un móvil ni lo usa todo el rato. Si tenemos que pensar en un mundo sostenible y apetecible para vivir, debemos imaginar un lugar donde la civilización esté integrada en la naturaleza y donde tengamos que reducir el consumo al mínimo. Pero eso no implica que no haya diversión», explica.
Núria Tamarit imaginó uno muy parecido. En su caso, la sociedad se organiza muy diferente a como la conocemos ahora. «El trabajo por remuneración económica no existe, de manera que se realizan tareas que sitúan en el centro, el cuidado y la reproducción de la vida. La tecnología es de propiedad colectiva, así que no hay grandes empresas que controlan la información y tienen tanto poder como vemos en la actualidad. La vida se organiza en torno a la vida, así de simple. Se da importancia a cada ser vivo, aunque no produzca valor material. Y la especie humana se ha desplazado en la jerarquía, dejando que la naturaleza reanude sus procesos y se regenere», finaliza.