Comencemos por la historia para aquellos que dicen que en los musicales la historia es lo de menos. Inspirada en un pueblo y en personajes reales no solo te seduce nada más conocerla, sino que te obliga a querer saber más y también a pensar cómo narices se puede contar en un musical un acontecimiento tan increíble.
11 de septiembre, atentados de Nueva York. El espacio aéreo americano cierra los accesos y cientos de aviones son desviados. A 38 de ellos los mandan a la pequeña localidad canadiense de Gander, Terranova, Canadá. 7.000 personas de todas partes del mundo, con distintos idiomas y religiones, aterrizan inesperadamente en un entorno rural que contaba con 9.000 habitantes, duplicando su población. La respuesta de este pueblo llena de solidaridad que se vuelca en ayudar con todos sus recursos y empatía en contraste con la barbarie acontecida es el argumento de esta conmovedora obra cuyo gran mensaje es imaginar aún por un solo momento y espacio, un mundo sin fronteras donde el espíritu de fraternidad del hombre se imponga sobre cualquier otra cuestión de procedencia, raza, religión. clase o sexo.
Conocida la historia, no es esta lo que más te impacta de este musical conformado por 15 actores en escena y una espectacular banda en vivo bajo la dirección de Carla Calabrese, que también participa en el reparto. Es más bien su manera de contarla con una puesta en escena de lo más simple y de lo más creativa donde los actores doblan, triplican sus papeles y donde lo mismo están en el avión que en el bar de Gander. Un trabajo actoral impresionante mudando personajes sin un momento de respiro porque la obra arranca con un ritmo frenético y ya no se para en ningún momento, ni para coger aire, ni siquiera para recibir aplausos, que solo son bienvenidos al final.
Me atrevería a decir que hay un carácter de actor y músico argentino que se nota y se aprecia en este proyecto. Destaca la energía que desprende cada uno de los actores y la unión y fuerza grupal que arrojan hasta el hecho de apreciar lágrimas de emoción en sus ojos como fue el caso de Mela Lenor, uno de los personajes principales en su papel de piloto, que también nos conmocionó a nosotros con una voz musical portentosa exigida de principio a fin. Y es que de eso trata también el teatro, de arrojar dosis de humanidad sin importar las fronteras.
Un respiro de optimismo y creencia en el ser humano que te lleva a un lugar que no quieres abandonar, del que no quieres coger un avión de vuelta. Ese lugar lleno de personas que se han alojado en lo más profundo y al que siempre querrás volver. Y una pregunta en el aire, que tal vez nadie se haga. Si estuvieras allí, en el avión o en el pueblo, tú, si tú… ¿Qué harías?