Foto de cabecera © Jose Luis Masmano
El público madrileño respondió firme con un lleno en la sala Villanos. Y es que menuda tradición de pop luminoso con la que cuentan los escoceses. Siempre me ha sorprendido que de un lugar como Escocia, con ese clima lluvioso y ese viento del norte, surjan propuestas donde el pop ilumina, como queriendo transmitir sol y energía radiante. Es el revulsivo musical necesario para sobrevivir a los sinsabores climáticos, y los desmanes de la vida.
Los de Glasgow ofrecieron un buen repaso a dos de sus discos clásicos, My Maudlin Career (2006) y Let’s Get Out of this Country (2006). Pero también con la mirada puesta en el flamante presente que atesora Look to the East, Look to the West (2024). Intercalando sus inicios con el presente.
La banda sonó perfecta y desplegó todo su arsenal pop, para contagiar de energía positiva el ambiente y animar la velada a un público que bailó y cantó. Tracyanne Campbell nos embelesó con su voz. Y el sexteto supo imprimir el mejor de su sonido, mostrando en directo el brillo natural de sus canciones.
De otros discos sonaron deliciosas melodías como This is Love (Feels Alright) de Desire Lines (2013) o la atemperada Teenager de Underachievers Please Try Harder (2003). Arrancaron con Liberty Print, de su último disco y también interpretaron Big Love, otra gran canción de su último trabajo.
Hits como Lloyd, I’m Ready to Be Heartbroken, Let’s Get Out of This Country, Honey in the Sun, French Navy y The Sweetest Thing desbordan pop en estado puro, son plena magia. Sonaron espléndidos propiciando sensaciones de alegría entre el público. Y es que el pop cuando llega y emociona, ilumina.
En los bises entregaron una melódica James, la animada Come Back Margaret y la deliciosa Razzle Dazzle Rose con esa trompeta que impone un regusto nostálgico. Preciosismo pop y buenas sensaciones. Un concierto de esos que te recargan de energía.