Tus orígenes en la escritura de guiones. Comenzó siendo un niño. Fui actor desde que los ocho años, un ávido lector, oía la radio y veía la televisión, e iba al cine todos los sábados. Durante veinte años dirigí y actúe en el teatro. A los treinta años decidí ir a Hollywood y descubrí que, para poder realizar una película, tendría que escribirla. Vendí el primer guion que escribí y empecé a estudiar a otros guionistas para ampliar mi interés en cómo se escriben las historias. A partir de ahí elaboré teorías y empecé a enseñar. Encontré mi lugar.
¿Qué hace que un guion sea bueno? Con el tiempo he aprendido que lo que hace que una narración sea buena se aplica igualmente a novelistas, dramaturgos, escritores de televisión y cine. Para saber si una historia está bien contada, hay tres aspectos. El primero es el interés: si no importa qué sucede, es la primera señal de que es una narración débil. El segundo aspecto es la satisfacción: atraer el interés de principio a fin y satisfacerlo con fuerza como para hacer que el viaje al teatro o al cine, y el tiempo invertido, valga la pena. El tercer aspecto es la transparencia. A medida que se avanza, sentir que en realidad se está mirando a través de una superficie de pensamientos y sentimientos reales. Una buena escritura te hace comprender lo que realmente está detrás del comportamiento del personaje, sin más explicaciones.
¿Cómo debe funcionar un guion para ser creíble? La falta de credibilidad se puede atribuir a una carencia de conocimiento del escritor. Cuando no conoce a sus personajes, mundo o tema, tienen una visión limitada. Hay una brecha entre causa y efecto y la coincidencia aleatoria tiende a multiplicarse.
¿Cuáles crees que son las principales obligaciones de los guionistas? Decir la verdad. Muchas historias son una mentira. Por ejemplo, la noción de que la bondad triunfa sobre la maldad, porque es más poderosa, es una tontería. Como resultado tenemos un exceso de finales felices. No es que una historia no pueda terminar de forma positiva, pero si lo hace solo por la bondad es falsa. La honestidad es la cualidad más crucial.
¿Cuáles son las debilidades de un guion más frecuente? Pon al revés todas las cosas buenas de las que he hablado. No ser profundo, carecer de credibilidad, ser superficial o manipulador. De todas las luchas a las que se enfrenta un escritor, la mayor puede ser el cliché. Necesitamos nuevas formas de expresar nuestras ideas.
En la era de eclosión de series de televisión, ¿cómo puede luchar el cine? Si la televisión mejora y la escritura también, ¿durará el cine? Tengo mis dudas. Dentro de treinta años, me pregunto cuántos cines seguirán abiertos. El problema es que hoy la gente quiere comodidad, las historias cuando y donde las deseen. Se prefiere esperar hasta que la película esté en línea y verla en una pantalla al pie de la cama. Todavía hay algo maravilloso en ir al cine y experimentarlo en la sala, pero cuando las personas tienen que elegir entre los dos, cada vez más eligen la televisión.
Pero los largometrajes durarán. Son los cines los que no. Scorsese acaba de hacer El irlandés, que lanzó en el cine antes de enviarlo directamente a streaming. ¿Cuántas personas fueron [en EEUU, en España se estrena el 15 de noviembre] a verla en una sala cuando sabían que en una semana podían verla en sus teléfonos o portátiles? Los largometrajes aún tienen un gran poder, pero es posible que las personas no quieran ir al cine para experimentarlos.
¿Dónde se encuentra hoy la innovación del guionista? La forma de narración más innovadora de hoy es la televisión de largo formato. La ambición es lograr una duración de cien horas. Grandes éxitos como Breaking Bad o Juego de Tronos muestran el camino hacia el futuro. Y para los escritores es muy positivo. Hay cada vez más necesidad de historias y más medios. El formato largo está creando la oportunidad de contar historias más profundas y complejas.
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