Después de estrenarse en Bélgica, The Stain llega a Madrid para jugar con el espacio, los elementos escénicos y el público. “El espacio juega un papel muy importante en este trabajo porque la pieza trata de juntar cosas que no están pensadas para estar juntas. Las hace coexistir y convivir en el mismo lugar; un espacio en el que hay materialidades, relaciones cromáticas, relaciones arquitectónicas, que se ponen en juego en la propia mezcla de elementos o entidades”.
Durante el proceso María ha estado acompañada de personas que se han ido sumando para enriquecer la propuesta escénica. “Mi interés tenía que ver con el acercamiento a las diferentes materialidades, ya sea la madera del carpintero y los ensamblajes que es capaz de hacer; el sonido y la música, como un elemento invasor; la pintura, como esa materia que tiene la capacidad de impregnar una superficie y hacerla cambiar; del panadero me interesaba mucho la materialidad del pan, la masa y su fermentación; y la luz, también como un elemento casi energético que se pone en diálogo con otras cosas”. Así, coleccionando conversaciones, objetos, elementos y relaciones entre las materias nace la idea de ponerlos a dialogar en un espacio común.