Es uno de los mejores conocedores de la escena americana de nuestro periodismo. Creó hace once años el blog La Ruta Norteamericana, dedicado a la música estadounidense en todos sus registros, en la web de El País en donde es responsable de la sección de música. Hablamos con él para que nos cuente qué referentes podemos tener en cuenta.
La música brota por sus palabras. Rezuman música, teje y argumenta con melodías, canciones, pasiones obsesivas, y revelaciones creativas. Charlar con alguien como Fernando Navarro es un gusto. Porque conectas con esa energía viva de la música.
¿Cómo llegó la música norteamericana a tu vida?
Mi pasión por la música americana tiene un momento clave en mi vida que recuerdo perfectamente. Escuchando M80, anunciaron que Bruce Springsteen sacaba el Tracks, a finales de 1998. Ese recopilatorio me cambió la vida. De ahí quise investigar de dónde venía. Estuve en un grupo de chat sobre Springsteen donde me empezaron a recomendar música como los Ramones, Lou Reed, Dylan,…
¿Qué bandas serían fundamentales para ti de la música norteamericana?
Bob Dylan sería como la piedra filosofal. Se convierte en el portavoz del folk combativo y político siendo un chaval admirador de Woody Guthrie. Luego se pasa al rock y a la música americana. Dylan siempre aparece como una pieza clave en casi todas las autobiografías de músicos. Toda esa recuperación de sonidos que está haciendo no es casual. Está en el otoño de su vida, hasta le han dado el Nobel. También mencionaría a The Band, que redefinieron la música. The Byrds, que fueron los que invitaron a Dylan a juntar los mundos del folk y el rock, y abrir el espectro de simbiosis musical en Estados Unidos. Gram Parsons, me parece un artista fundamental que le dio un espíritu maravilloso a la americana y al country.
¿Y artistas más recientes?
No se puede entender la americana sin Lucinda Williams. No Depression (The Journal of Roots Music), creó el concepto de “americana” como género y luego la Asociación de Americana. En su día hizo su lista de discos fundamentales y en el primer puesto estaba el primer disco de Lucinda Williams Car wheels on a gravel road. En segundo lugar estaba Steve Earle con Guitar Town. Un tercero es Buddy Miller, poco conocido en España. En Estados Unidos es una eminencia: compositor, cantante y productor de bandas. Y pondría a un cuarto, que es John Hiatt. Tocó en el último Huercasa y ha actualizado el concepto americana de manera esplendorosa. Lo último que más me ha sorprendido es Hurray for the Riff Raff. Estuvo tocando en el Mad Cool. Viene del Bronx y tiene orígenes latinos y una estética propia del hip-hop. En su disco The Navigator repasa toda la música americana. Recoge la tradición del folk, del country o del rap. Es como una Norah Jones metida al hip-hop, una tía que le encanta Natalia Lafourcade o hace un corrido en su canción Pa’lante. Hace un compendio fabuloso y tiene un talento brutal. En directo tiene una estética potente y mucho carisma. También está Lukas Nelson & Promise of the Real, el hijo de Willie Nelson, que toca en la banda de Neil Young. Dentro del rock, Courtney Barnett. O una mujer que hace folk, Margo Price.
¿Qué bandas te llaman la atención de la americana en España?
Hay bandas que representan una línea más soul de la americana como los gallegos Soul Jackets, que son brutales, con mucha personalidad. Otras bandas más en la línea del rock como Los Coronas o Corizonas. Pero en la línea de Quique González a mí me gusta mucho un cantautor como Fabián, que es como un cantautor siguiendo a Conor Oberst o Ron Sexmith. Y también me gusta mucho Nat Simons. También me encantan Morgan, porque tiene un desarrollo y conocimiento de la americana espectacular. Y puede sorprendernos aún más. Western y bandas sonoras La banda sonora que más me gustó del género western fue Sin Perdón. Recoge ese tono crepuscular que tiene la película de Clint Eastwood. También incluiría Centauros del desierto (The Searchers) de John Ford. Comanchería es arquetípica en el género, porque son dos forajidos en un mundo actual, luchando contra el sistema y contra la gente que le quiere quitar sus tierras, sus posesiones. Dos hermanos que, al fin y al cabo, son como dos vaqueros en el viejo oeste. Está rodada en Texas con esos paisajes espectaculares, deudores de John Ford. Me gusta mucho su música porque hay muchos músicos tejanos como Steve Earle, Glen Campbell,… Esas canciones encajan a la perfección en la película”.
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