Y llegó la clausura del festival de jazz de Madrid con un dúo de esos deliciosos que sirven de postre ideal, de colofón magnífico. Combinan a la perfección la elegancia y la maestría al piano de Chano Domínguez, el arte de Martirio y su cante tan suyo, y las composiciones del cubano Bola de Nieve. Venían a interpretar en directo ‘A Bola de Nieve’ (Universal Music Spain, 2019), un compositor que estuvo en Madrid tocando con Concha Piquer y que enlazaba jazz, música cubana, bolero, copla, teatro y poesía. Que conectaba con nuestro país, Rafael Alberti decía de él que era “el Lorca negro”. Sus composiciones transmiten “un torrente de emociones” confesaba Martirio, mucho amor, pero sobre todo mucho desamor.
El concierto se basó en las 15 canciones del disco. Chano Domínguez hizo los honores con una presentación instrumental para meternos en vereda. Nos encandiló desde el primer momento Martirio con su aplastante sinceridad y su buen humor, con la elegancia de su traje, de su colorido, su peineta imponente y el punto rockero de sus gafas de sol. Con “Se equivocó la paloma” recuperó los versos de Albertí. Las melodías de Bola de Nieve se deslizaban con una soltura especial en las manos de Chano. Martirio brindaba por las parejas que son como una perfecta combinación, y lamentaba los fracasos, las falsas ilusiones, el no darse cuenta y cortar antes para ahorrarse tanto quebradero de cabeza. Cuánta historia marchita discurre por la música. Pero con Martirio el dolor duele, pero menos, o al menos el dolor viene acompañado. Y eso ya es bastante. No sé si suficiente pero que te duela con ironía suaviza el daño.
Bola de Nieve transita por esas pasiones de una manera magistral. Sus versos son vida, son poesía vital. “Drume Negrita” sobresale por su carácter imperial, por su carácter perfecto. La celebración de la vida de Edith Piaf aparece con “La Vie en Rose” y nos venimos arriba. Pero también con “Vete de mí” esa canción que sale de las entrañas y te libera del sufrimiento. Cerraron un concierto de esos que son puro deleite, la gracia de “Bito Manué” y “El Manisero”. Martirio y Chano Domínguez representan una alianza musical sorprendente, imaginativa, arrebatadora “¡Qué todo esto se acabe!” remataba Martirio. Y agradecía el cariño recibido. Nosotros agradecemos esa manera de purgar, de aplacar los enveses vitales. La música como bálsamo.