Han dotado al hecho escénico de una proximidad con el espectador que permite mayor intimidad, coincide la dramaturga Carlota Ferrer. Aunque también los grandes escenarios han trabajado este acercamiento “con el uso de la microfonía”, para unos elencos que, en estos 20 años, han cambiado “ligeramente la interpretación actoral. La búsqueda de la verdad ha rebajado la teatralidad y la exageración propias del teatro, y se acerca más a la interpretación cinematográfica”. Ferrer es directora, actriz y coreógrafa, tres energías que se reflejan en sus sensoriales espectáculos, y lo multidisciplinar también se va convirtiendo en frecuente en el conjunto general de nuestra escena. “Los espectáculos en los que hay una fusión de lenguajes escénicos (la danza, la palabra, la música, el audiovisual, los elementos performativos y plásticos), han cobrado mayor presencia en los teatros públicos”, considera, y ya no son exclusivos de países pioneros como “Alemania, Bélgica, Holanda, Polonia…”. No obstante, “todavía no se invierte en investigación ni se tienen las herramientas económicas suficientes para desarrollar esta tendencia”, y “ni de lejos” es “predominante en los directores”. A ellos, ahora les resulta más fácil estrenar, pero más difícil “permanecer en cartel”, porque, sí, se han multiplicado “la cantidad de estrenos al año y el número de salas”, pero muchas, “tarde o temprano acaban teniendo que cerrar”, y “ha disminuido la duración de una obra en gira”. Y es que también estas son más difíciles, los actores “no pueden vivir de un solo montaje, y el pluriempleo hace que el compromiso con un proyecto disminuya en duración”. Además, los programadores no pueden asumir cachés muy elevados, “y si la compañía es grande, el 40% de Seguridad Social dispara la tarifa”.
Su obra Esto no es la casa de Bernarda Alba está “girando mucho”, pero no es “lo normal”. Es uno de los montajes más recientes de Ferrer, junto con Blackbird, y entre el 5 y el 22 de julio, trae a Teatros del Canal La vida a palos. Testamento, “un espectáculo teatral metacinematográfico sobre una historia de padres e hijos”, con música flamenca en directo.
Carlota Ferrer es directora, actriz y coreógrafa. Despuntó con Los nadadores nocturnos, Max al Mejor Espectáculo Revelación en 2015. Compagina la creación con la dirección, junto con Darío Facal, del Corral de Comedias de Alcalá de Henares.