En las redes sociales nuestros movimientos dejan rastro pero no huella. Poco queda ya de aquellos álbumes familiares que acumulaban polvo en alguna estantería de casa esperando el momento en que alguien los rescatara del olvido.
Entonces, una ráfaga de recuerdos y sensaciones nos invadían de pronto, con la velocidad con la que una simple magdalena conseguía devolver a Proust a su infancia. Ése es el “vacío emocional” que se ha propuesto llenar Wemories, una web-social creada recientemente por españoles que permite a los usuarios guardar y compartir sus fotos más especiales. Detrás del proyecto están Fernando Rodríguez y Cesc Vilanova, dos jóvenes emprendedores del sector del ocio interactivo y aficionados a la fotografía. “La idea surge en 2009”, cuenta Cesc, “cuando por casualidad encontré en un armario de la buhardilla familiar una caja con decenas de cartas y fotografías que hacía décadas que no veía”. Aquella experiencia les animó a trabajar en una idea tan sencilla como atractiva: devolver a la gente sus recuerdos más preciados. “La cantidad de contenido que generamos cada día gracias a las nuevas tecnologías es muchísimo mayor de lo que lo ha sido nunca en la historia”, aclara Fernando. “¿Cuántas fotos tendrá́, dentro de 40 años, una persona que empiece a usar la cámara con 14?”. Lo que diferencia Wemories de otras redes sociales (donde pronto podría estar integrada como una aplicación más) es la privacidad y la experiencia emocional. “Privacidad porque nadie puede ver tus publicaciones si tú no quieres y tus amigos son aquellas personas con las que tienes uno más recuerdos compartidos. Y experiencia emocional porque todo, desde el diseño hasta las aplicaciones, está pensado para la satisfacción personal, lejos de cualquier funcionalidad práctica”. De ahí que el perfil de los usuarios coincida con un público “más sensible” y “quizá algo aturdido” por el ajetreo de las redes sociales. Su funcionamiento es sencillo. Cuando alguien comparte algo en Wemories se manda un correo electrónico con la imagen medio velada de la foto, dejando entrever sólo una pequeña parte. “El ritual de acceder a Wemories, desvelar la imagen y la historia escondida es todo un acontecimiento. Te dibuja una sonrisa en la cara”. Cuenta Cesc que “la web utiliza todos los recursos 3.0 a su alcance para que las cosas importantes no se pierdan en una carpeta del ordenador”. Pero en Wemories los recuerdos también se tocan. El producto estrella de la casa es la Wemory Box, una cápsula del tiempo donde sólo se pueden guardar doce momentos exclusivos. El cuidado diseño de esta caja y sus impresiones (en hexacromía y papel de Hahnelhüle de alto gramaje) la convierten en el regalo ideal para “un ser querido”, sobre todo en ciertas ocasiones. “En Wemories todo recuerdo tiene siempre una historia o un mensaje escondido por la otra cara”. Han sido Fernando Rodríguez y Cesc Vilanova las primeras cobayas de este experimento. “Lo primero que hicimos tras inaugurar la web fue buscar entre antiguos discos duros y viejos álbumes las fotos más importantes de toda nuestra vida”. Y, como no podría ser de otro modo, en la oficina comparten una Wemory Box con momentos importantes del proceso de creación del proyecto. “No son fotos especialmente bonitas, pero para nosotros significan mucho”.
Texto: Manuel Dallo. En foto: (izda) Fernando Rodríguez, (drcha) Cesc Vilanova.