La titánica tarea de gustar, sorprender, y despuntar en la música está siendo como un paseo por el parque para We Are Standard, después de haber cerrado un segundo disco al que es complicado ponerle pegas. Detrás hay más de ocho meses trabajando intensamente con el productor Andy Gill, muchos viajes a Londres, y siendo como Deu Txakartegui (voz y bajo) repite en esta entrevista, “unos locos obsesivos”.
Juan Escribano, Javier Letamendía, Jon Aguirrezabalaga, D.W. Faringdon, y el propio Txakartegui, son los primeros en estar muy orgullosos con el resultado, y lo transmiten cuando cuentan la concepción y desarrollo de We Are Standard, homónimo disco (editado por Mushroom Pillow, el 4 de noviembre a la venta): “nos va la vida en ello, es nuestra oportunidad y tenemos una ilusión de la pera. Cuando estás en el proceso te quejas pero ojalá que vaya bien porque lo necesitamos”. Para ello, se fueron a Londres buscando el buen sonido que tenían en sus mentes “porque la manera en que se graba allí es distinta, suena mucho más grande. No he escuchado muchos discos que tengan ese sonido que puedes sacar en Londres. Su experiencia o la manera de trabajar son especiales y el disco es la prueba. Con este disco no tenemos ningún complejo de compararnos con ningún grupo de Londres, Berlín o Nueva York.
Sobre el disco opina: ”todo en él es más y mejor, empezando por la voz –aunque esté mal que lo diga yo-. Cada elemento está discutido. Somos una democracia, a veces es una locura y tenemos un punto muy obsesivo; Es muy difícil trabajar con nosotros pero todas estas discusiones son buenas para tener coherencia. Siempre hemos pensado en mejorar, si no no seguiríamos, creeríamos que somos genios y de hecho, por eso nos llamamos We Are Standard, porque no lo somos. Cuando nos juntamos hacemos cosas muy especiales y sobre todo con mucho trabajo porque no hay otra manera; Es como una bombilla que realmente los elementos sueltos no valen nada, pero juntos da luz, calor, es energía…”. La misma bombilla que aparecía en la portada del disco anterior y que se convirtió en su imagen desaparece ahora del mismo modo que en el año 2.011 sólo encontraremos en el mercado las de bajo consumo. Pero la energía continúa, sobre todo en los conciertos, pues viendo al quinteto en directo cualquiera pensaría que hay un banquillo con suplentes para que se vayan turnando en el escenario. “Tratamos de que los conciertos sean una fiesta y provocar buen rollo, que los malos rollos vienen solos.” Aunque traducir en directo unos temas colmados de capas, detalles y sonidos no parezca una tarea fácil, WAS lo resuelve con muchos ensayos para que al final el público “se lo pase genial. Dicen que llegan con agujetas a casa,…pero son quejicas… ¡Se quejan de vicio!” Esa simbiosis es la que Deu rescataría en la vida diaria: “se ha perdido el trato con quienes son ajenos, con quienes conoces de vista. Que es también educación, calor humano y confiar los unos en los otros. Si hubiera ese trato la vida sería más fácil y follaríamos todos más; habría menos guerras que es lo que yo extinguiría; es un tópico pero realmente como está el tema y con el problema que tenemos aquí [País Vasco], estaría muy bien que se acabara. A pesar de que las cosas últimamente pintan un poco feas otra vez, soy optimista y como es ilógico, no creo que se pueda sostener durante mucho más tiempo.”
We are Standard actuan el 4 de diciembre de 2008 en la Sala Heineken, Madrid. 20 h.
Texto: Mónica Caballero