Roberto Etxeberría (Eibar, 1976) ya ha conquistado Madrid con sus diseños de moda masculina, por eso ahora se emociona al hablar de sus próximas visitas a las pasarelas de Viena y Brooklyn.
La pasarela de jóvenes diseñadores de la semana de la moda de la capital, Ego, premió sus colecciones en dos ediciones consecutivas. Después, independizado, debutó en el Off Cibeles. Este septiembre de 2012 promete volver a dar guerra con “Piel del sur”, colección en la que se encuentra inmerso actualmente y sobre la que desvela algunos detalles.
¿Cómo desarrollas tu proceso creativo? Me monto un panel de referencias con imágenes de pinturas de Sorolla y Zurbarán, cosas de diseñadores contemporáneos, cualquier cosa que llame mi atención. Recortes que quito y pongo. Y luego, a la vez que voy dibujando los bocetos, me gusta tener la selección previa de tejidos cerca. Siempre trabajo con napa, ante, pitón, pelo, cuero… Intento crear prendas atemporales, prendas que están ahí y a las que la moda no les influye. Prendas para siempre.
¿Cuál es la rutina de trabajo en tu taller? Lo componemos cinco personas y se encuentra en Barcelona. Todos hacemos de todo. Primero el patrón y prototipos, todos los que hagan falta hasta que la prenda está perfecta. Los prototipos se cosen en el taller y para la confección tengo un peletero y, por otro lado, el taller para el género.
¿Qué te inspira? ¿Qué hay que hacer para acabar formando parte de ese panel? Me interesa mucho el siglo XXI inglés, la indumentaria nazi (sin connotación política alguna) y la moda femenina aplicada de forma sutil. Así es como pienso que se consigue una evolución en la ropa de hombre. También hay algo que me inspira mucho y es la gente de la calle. No me fijo en si van bien o mal, sino en cómo defienden las prendas que llevan. Una prenda hay que hacerla tuya y si no lo consigues, se nota. Los hombres al vestir, generalmente son “sota, caballo y rey”. Hay excepciones que marcan la diferencia con cierta camisa o algún color, pero el color no le queda a todo el mundo igual. Hay colores como el verde o el rojo que son complicados y requieren mucha personalidad.
¿Crees en la fusión de disciplinas artísticas a la hora de crear? Sí, me encanta la arquitectura, la pintura, la literatura… Y la música es muy importante para mi, sobre todo en mis desfiles. Me pego más de dos meses escuchando cosas y haciendo pruebas. Y es que… la música puede arruinar un desfile. También me interesa la fotografía, de hecho la colección en la que estoy trabajando ahora nace de un libro de Ortiz Echagüe de imágenes de personas de toda España de antes de la Guerra Civil. A partir de esas fotografías de indumentarias, me centré en las personas del sur y en las que se ligaban al caballo y al trabajo en el campo. Ideas e imágenes a las que doy mi discurso aplicado a la moda.
¿Cómo se consigue decir algo más con la ropa? Mis creaciones son de estilo sobrio, con una clara mirada hacia la sastrería clásica y con interés por contar cosas. Son para personas que quieran decir algo sobre su personalidad a través de lo que llevan sobre sus cuerpos. La clave podría estar en que las tendencias no me interesan a la hora de crear. Las tendencias son para las grandes compañías de “prontomoda”. Ellos las marcan porque les interesa y hacen que todos acaben vistiendo igual. Y de eso es de lo que huyo.
Texto: Rocío Ponce. Fotos: Etxeberría, colección A/W 2012-13.