Esto va de caer y levantarse con más fuerza. De mirar al vacío sobre lo alto de la pista y dejarse llevar. Pierre-André Senizergues, campeón del mundo de skate y fundador de una de las empresas más destacadas del sector asegura que tanto la vida como el deporte se reducen a un axioma: “pensar en lo imposible y luego dar un paso hacia ello”.
“Jamás soñé que mi vida daría un giro tan afortunado”, confiesa Pierre-André Senizergues. Él era un chico que vivía en el extrarradio de París y cuya vida cambió el día de su 15º cumpleaños, cuando su madre le regaló una tabla de skate. “Para mi hacer skateboard era pertenecer a algo, un algo que tenía que desarrollar para alcanzar mis objetivos. Yo siempre intentaba mejorar nuevos trucos y por muchas veces que me cayese en alguna pirueta, me mantenía perseverante hasta hacerla perfecta”. En la década de los 80 se convirtió en uno de los mejores del mundo en lo suyo en categoría freestyle del mundo con la victoria de doce campeonatos franceses, nueve títulos de la Copa de Europa, cinco Campeonatos de Europa, dos títulos de la Copa del Mundo y un Campeonato Mundial: “No tengo ni idea de cómo ocurrió. Todo lo que sé es que tenía el sueño de irme a vivir a California. Mi trabajo como ingeniero en IBM no me llenaba y no podía imaginarme toda la vida haciendo lo mismo. Así que supongo que decidí hacer algo al respecto”. Lo consiguió y todo fue sobre ruedas hasta que empezó a cumplir años: “Los problemas en la espalda no empezaron hasta que me fui haciendo mayor, pero aún así nunca renuncié al skateboard. Reconducí mis inquietudes y empecé a pensar en cómo podría hacer una tabla que me permitiese patinar durante más tiempo”. Adaptando sus sueños a su nueva realidad, Senizergues desarrolló la idea de crear su propia empresa, una marca de zapatillas y skates hechas por skaters, experiencia desde luego no le faltaba. “Mis amigos y yo nos habíamos pasado el tiempo pegando nuestras zapatillas. Acabábamos tan rápido con ellas que era imposible poder contar el número de pares que usé. Todo lo que puedo asegurar es nunca duraban mucho y que no nos proporcionaban un auténtico apoyo”, recuerda.
Senizergues quería hacer material que estuviese pensado por y para skaters, a la criatura la llamaron Etnies y como no podía ser de otra forma, su principal virtud era la durabilidad. Los comienzos no fueron fáciles: “La vida se trata de caer y después encontrar la manera de no volver a hacerlo. Cuando lanzamos Etnies en los EEUU, la parte económica fue complicada. Trabajamos duro, había días que no sabíamos qué íbamos a hacer, pero entonces un día despegamos. Creo que la determinación que aprendí en skateboard me mantuvo firme en los tiempos de vacas flacas”. Después Etnies y otras marcas suyas se unieron en Sole Technology, un conglomerado dedicado a la industria deportiva. Ya no bastaba con hacer buenas zapatillas, había que hacerlas contaminando lo menos posible. “Muchas personas no saben lo fácil que es incorporar la sostenibilidad a su modo de vida. Realizamos prácticas verdes en las operaciones de nuestros negocios y lo que encontramos es que hay una reducción de costes, que solo a veces llevan un largo periodo de tiempo para ver el retorno de la inversión. En cuanto a la fabricación, estamos constantemente explorando. Cuando cambiamos en las zapatillas la base adhesiva, hecha de derivados del petróleo por otra acuosa, sin duda vimos un ahorro de costes”.
¿Por qué no dar un paso más? Eso debió pasarle por la cabeza cuando puso en marcha la Casa PAS. Un proyecto diseñado por Gil Le Bon Delapointe, como residencia de Pierre-André. Un hogar que funciona como skate park y donde hasta las esquinas son patinables: “Empecé pensando en una ciudad utópica para los patinadores, como una cinta que conectase todo, que enlazase cada edificio en una capacidad infinita para mantenerte en movimiento. La Casa PAS toma ese concepto y mezcla un hogar moderno unifamiliar con una estructura principal de rampa de skate. Todo construido con la sostenibilidad como motor”, continúa. “¡Nunca se sabe lo que deparará el futuro, pero yo sabía que algún día haría la limpieza de mi casa en un skate!”, bromea.
Texto: Teresa Garrid. Foto: Pas House, diseñado por Gil Le Bon Delapointe, para Pierre-André Senizergues.