Se le nota el entusiasmo por el medio que coordina y defiende un periodismo «combativo e independiente». Desde su despacho, situado casi en un punto estratégico de la redacción, Montserrat Dominguez dirige la edición española del diario online más leído en EEUU.
¿Incompatibilidad de caracteres entre los medios tradicionales y digitales? Tienen un nexo de unión, una materia prima que es la información. La diferencia entre ambos es la manera en la que el contenido llega al consumidor. Y sobre todo la interactividad que los medios digitales tienen con el espectador. Antes, en la radio o en la televisión, cualquiera podía entrar en antena, pero el periódico físico suponía una especie de barrera para el lector, que era mucho más pasivo. Ahora, puedes conectar con la actualidad a través de un dispositivo móvil. Cualquier usuario puede comentar una noticia, valorarla, compartirla, tuitearla… ese es el cambio fundamental. Y no solamente en los medios escritos. En general, la interacción que hay con la televisión y la radio es algo mágico.
Entonces, ¿el futuro será de los medios online? La información y los medios digitales están cambiando a velocidad de vértigo. Lo que tenemos hoy no tiene nada que ver con lo que va a pasar dentro de seis meses, porque todos estamos experimentando con fórmulas diferentes y con posibilidades que hasta hace dos meses no teníamos. Es muy difícil saber por dónde pasará el futuro. Lo que está claro, y a mi me gusta pensar como periodista, es que la información bien trabajada, bien elaborada y bien presentada va a seguir teniendo un valor único respecto al resto del ruido y la oferta que vas a encontrar online.
Se renuevan los medios y nosotros con ellos… Sí, pero eso no solo pasa en el periodismo. El otro día leía un artículo que rescataba una frase de principios del siglo pasado de un periódico completamente alarmado que decía que «el gran peligro para nuestra intimidad es que la gente va a poder llevar una cámara portátil» Ahora no solo es el periodista el que saca las fotos, o graba un vídeo o escribe, sino que lo puede hacer cualquiera. Eso nos obliga a realizar un ejercicio de humildad y nos empuja a ser y a trabajar mejor. Ya no vale solo con contar lo que los demás están viendo. Ahora cualquier persona puede ver en tiempo real la declaración del Ministro del Interior. Antes tenía que esperar al boletín de radio o al periódico del día siguiente.
En esa situación, ¿qué le pedimos al periodista? Cada vez funcionamos menos como intermediarios. Lo que tenemos que hacer es dar un valor añadido a esa información en bruto. Obviamente, una buena fotografía, una buena crónica o un buen vídeo grabado por un profesional, incontestablemente no se puede comparar con lo que otro puede hacer de manera amateur. Pero tampoco hay que renunciar al valor de un testimonio de un testigo en primera persona, de una foto capturada en la calle, de un político en un momento inesperado . Todo eso tiene su valor y nosotros tenemos que ser capaces de reconocerlo.
Algún riesgo tendrán los medios online… Es verdad que los hay. El riesgo que subrayamos más ahora es el de la inmediatez. La rapidez con la que circulan las cosas en Internet es, en algunos casos, contraria al rigor y a la mesura que exige evaluar una información y saber si te estás precipitando al dar unos datos. Es una cuestión de trabajo, de pura reflexión, de «¿Realmente quiero contar esto?» A veces te dejas arrastrar por la rapidez con la que otros medios dan la información porque no quieres quedarte fuera de esas corrientes. Eso nos obliga a darnos cuenta de que nosotros no somos meros diseminadores de la información. Se trata de que contrastemos y demos credibilidad.
Cuestión de ética… La ética está más allá de los medios. Los principios de rigor, de contraste, de responsabilidad social son exactamente los mismos trabajes en el medio en que trabajes.
¿Cuál es el proyecto más destacado de tu carrera? Obviamente el último. He tocado varios palos en radio, televisión, presa… y ahora estoy fascinada descubriendo un poquito más el mundo online, de qué manera vestir la información digital. Soy consciente de que va todo a una velocidad enorme y tenemos tantas herramientas que casi no nos da tiempo a probar o a descartar una antes de que se imponga otra. Si te gusta experimentar y llegar a la gente y sientes que esta profesión tiene un valor, que tienes una responsabilidad de cara a la sociedad en la que vives, poder experimentar con medios nuevos es todo un lujo.
¿Quién escribe en el Huffington? Cualquier tipo de persona que tenga algo interesante que contar y lo cuente bien. Desde barman a científicos. No se publica lo que ellos deciden sino lo que nosotros creemos que tiene un cierto valor. Esa es la diferencia entre una plataforma de blogs y un medio de comunicación. Tratamos temas, fundamentalmente, políticos, económicos y sociales. Por último, la columna de la derecha es uno de los hallazgos del Huffington. Es la más juguetona, la que nos permite ser un poco más canallas y con la que nos divertimos sin perder el ángulo periodístico. Por último, hay una parte transversal que está en todo el diario y son los comentarios, la comunidad de Huffington, que es la que gente criticando, alabando…
-Dais voz a mucha gente… Sí, es una conversación moderada. Nos interesa que sea lo más activa, interesante e inteligente posible. Tratamos de evitar, como todos, los trolls, la gente que insulta, los comentarios que no aportan nada… pero dentro de eso nos gusta pensar que somos los que, en cierta medida, encendemos la llama con nuestros artículos y que luego esa noticia sigue viva a través de los lectores.
-Si me olvido de los medios online y te pregunto por el periodismo en general, ¿Qué me dices? La profesión está malita. Hay una crisis cuyo fin no llegamos a entrever. La gente lo está pasando mal y el horizonte sigue siendo complicado pese a la euforia de algunos. En el caso del periodismo de da un doble problema: uno es coyuntural, que es la crisis. Y el otro es estructural, y es que la irrupción de lo online ha cambiado la manera en que estaba diseñada la industria. El periodismo escrito se ha roto para siempre. Ya no hacemos falta como los intermediarios que hemos sido en los medios tradicionalmente, por lo tanto el negocio se resquebraja y no sabemos de qué manera recuperarlo. Es un reto muy importante.
¿Y el futuro? Creo que el futuro es esplendoroso. Es decir, para un periodista, la posibilidad de comunicar y de que su información llegue, cada día, a más gente de una manera instantánea y que además pueda recibir de manera rapidísima lo que está ocurriendo en un lugar remoto, es algo realmente valioso. El cambio ha sido demasiado rápido, está siendo brusco y todavía no sabemos muy bien hacia dónde va. Lo que sí está claro es que nosotros somos los que vamos a hacer ese cambio, luego está en nuestras manos.
Texto y foto: Emma Prieto.