Mauro Entrialgo (Vitoria, 1965) acaba de publicar otra recopilación de las historias de El Demonio Rojo. Los fetichistas del Universo Entrialgo, los completistas y obsesivos en esto de coleccionar tebeos, encontrarán en esta edición todas las páginas a color publicadas anteriormente.
Has colgado en internet otra de tus habituales video-explicaciones acerca de los contenidos o las peculiaridades de la edición. ¿Pura promoción o tus lectores necesitan tantas explicaciones? He comprobado que los lectores de mis tebeos transcienden el ámbito de los aficionados al cómic. Así que toda ayuda es poca si buscas un público más interesado en lo qué se cuenta que en quién lo cuenta. En ferias de libro generalistas – no en ferias de cómics- se me acercan al reconocer mi estilo de dibujo, pero no saben mi nombre. Eso me parece muy sano.
Uno de los amigos de El Demonio Rojo disfrutó en 2003 su propia recopilación. Drugos, el acumulador. Un coleccionista compulsivo, un acumulador de objetos, ¿es un fetichista? En realidad, los coleccionistas morbosos, cuya afición se ha convertido en obsesión y fetichismo, no son habituales. Y Drugos no es coleccionista. Ante la incapacidad humana de aprehender el tiempo, obtiene consuelo acumulando objetos que le ofrecen historias personales y fragmentos de tiempos pasados. En ese sentido, tiene relación con el fetichista, que otorga al fetiche un significado mayor que su valor. Pero Drugos es consciente: sabe que lo importante es el recuerdo, no el objeto en sí.
Ese personaje parece un claro reflejo de tu condición de coleccionista, ¿no? He acumulado objetos por la misma razón que Drugos, es cierto. Libros, discos, tebeos, fotografías y demás. Me ha resultado muy útil como documentación. Pero desde la creación de internet me es más fácil conseguir la información en la red. Si tengo alguna obsesión, creo que es más la información que los objetos. Los bytes antes que los átomos, en suma.
Un objeto hacia el que profeses algo cercano a la veneración… Coleccionar es un juego. Si viene alguien y destroza mi colección de Dispensadores de Caramelos PEZ, me irritaré. Pero en el fondo sé que no me va la vida en ello. Si mi casa empezara a quemarse salvaría antes una copia de seguridad con mi trabajo. Bytes por encima de átomos, de nuevo. Prefiero el tiempo que me llevó crear todas esas historias antes que el espacio.
Sobre esa colección se ha producido un documental, muy independiente, de bajo presupuesto. Colecciono dispensadores PEZ y muñecos de mascotas de productos comerciales. Pero deben reunir unas condiciones autoimpuestas: las reglas del juego. Los dispensadores son baratos y buscando, he conocido mejor las ciudades que he visitado. Tienen un diseño rotundo, un clásico. Y se basan en la licencia de personajes de la cultura popular que es un tema que siempre me ha gustado.
Y cómics, debes tener un montón en casa. ¿Alguno es fuente de inspiración o de placer lector? Mi autor preferido actualmente es Bill Griffith. Pero me daría un patatús si tuviera que imitar su abigarrado estilo de delgadísimos trazos de plumilla o su prosa surrealista. Lo aprecio como lector, pero como autor procuro que mi fuente de inspiración sea la realidad.
Texto: Christian Osuna