Ha diseñado portadas de discos, promociones para los New York Yankees, logos, posters, y un largo etcétera. Se distingue, quizá por un estilo moderno muy cosmopolita, pero no deja por ello de echar la vista atrás para recuperar lo mejor de los movimientos artísticos pasados. Suya es la portada de la edición 100 de El Duende.
¿Qué no debería faltar en nuestra fiesta? Pues no estaría mal celebrarla en un enorme zepelín con el interior inspirado en los 50, con una orquesta a lo Henry Mancini acompañada por Masters at Work y en el que la ley anti-tabaco no se aplicara.
Vives entre NYC y Barcelona, ¿cómo se lleva? Creo que para todos aquellos que trabajamos para vivir no se trata tanto de suerte como de querer hacerlo, de rodearte de buena gente y, como en todo, saber que cada tipo de vida tiene sus pros y sus contras. Vivir y trabajar entre dos ciudades tan distintas como Nueva York y Barcelona es, sin duda, gratificante y definitivamente positivo para mi trabajo y crecimiento personal, pero es fácil caer en la tentación de querer ver únicamente el lado romántico y peliculero del tema cuando el verdadero reto creo que está en mantener el equilibrio dentro de uno mismo, allá donde estés. Es fácil perderlo, son ciudades muy distintas que despiertan en uno cosas igualmente distintas y no importa los años que hayas pasado en cada una de ellas, siempre habrá que hacer un esfuerzo positivo y de ilusión para poder mantenerte igual de cuerdo y creativo.
¿Por qué escogiste el diseño como profesión? Básicamente tuve la sensación de que encajaba con mi personalidad. Soy negado con cualquier cosa que tenga relación con números y me encajó la idea de trabajar en algo creativo y que tuviera una relación directa con las cosas que giran alrededor de nuestra vida del día a día. Los colores, las formas, las letras… Está todo a nuestro alrededor aplicado a una infinidad de soportes, formas y estilos. Contribuir a construir un poco de todo eso me pareció y me sigue pareciendo muy excitante. La primera vez que me dí cuenta de la cantidad de distintos tipos de letra que hay en una caja de cereales Kellogg’s casi me vuelvo loco. Cada una de ellas tenía algo que decir y un propósito de ser. Y por banal que pueda sonar, también me encantó la idea de trabajar en algo que me permitiera vestir igual que lo haría para salir a desayunar, hacer la compra o ir a cenar a casa de unos amigos.
Si la profesión de diseñador tuviera que compararse con un deporte, ¿cuál escogerías? Me resulta imposible quedarme con uno. Un día te toca diseñar como un boxeador, otro como un esquiador de fondo, o en otro como un piloto de Formula 1. De todos modos prefiero abrazar el espíritu de superación y rechazar la competición.
¿Quién te gustaría que te hiciese un encargo? Una aerolínea sería un auténtico reto.
Ordena, por orden de preferencia personal: vinilo – Cd – mp3 (o similar) Vinilo (por placer), mp3 (por práctico), cd (no recuerdo la última vez que usé uno).
¿Nos haces una selección musical para incluirla en el LP que es esta revista? Serían mayoritariamente temas de jazz con connotaciones vintage o retro acorde con la temática de la portada pero cuya variedad ilustre un poco la trayectoria plural de 100 números de el Duende. Tal vez So What de Miles, Lujon de Mancini, Bumpin on Sunset de Wes Montgomery, Inspiration de Reminescence Quartet, Garden Party de Mezzoforte, Flute de Cinematic Orchestra, On the Low de Hope Sandoval + The Warm Inventions, Summersun de Koop, Orbits de Medeski, Martin & Wood, algún tema del Nuyorican Soul de Masters at Work, Deacon Blues de Steely Dan, Kenny Dope’s Remix de Light My Fire y La fama no me cambiará de Peret.
¿Has tenido que bailar con algún/a cliente? Juraría que no, seguramente hubiera sido mi ruina.
Texto: EDM · Todas las imágenes: Mark Brooks · www.mark.brooks.name