Islandia es su país de origen y el electropop el género por el que se mueven como pez en el agua. Su primer álbum How to make friends salió en 2008, pero su reedición ha tenido “efecto Donette” y los ha llevado por toda Europa como la nueva promesa de la música insular que ya cuenta con tótems como Sigur Ros o la recientemente galardonada con el premio Polar, Björk.
Lóa Hlín Hjálmtýsdóttir y Árni Rúnar Hlöðversson son el germen de una formación que empezó haciendo canciones para amigos, que oscila entre los tres y ocho componentes y cuyo nombre surgió en pleno proceso creativo: “Estábamos buscando el título para una de nuestras locuras, un oscuro riff de guitarra y aunque terminamos abandonando esa idea, nos gustó el nombre y decidimos utilizarlo para la actual formación”. Frío panorama crepuscular e inconformismo son algunas de las ideas que transitan las letras de sus canciones que, a pesar de todo, resultan cercanas y un punto cómicas, Underwear está inspirada en la película Los Goonies, sonríen, “tiene mucho que ver con estar en una ciudad pequeña donde no hay nada que hacer, excepto ver vídeos o correr calle abajo en ropa interior”. Sus palabras se funden, sin embargo, con el sonido alegre y vital que destila su primer disco, con guiños caribeños en temas como Tropical o Par Avion: “En Reikiavik tenemos inviernos muy largos y oscuros y a veces lo único que puedes pensar es en ir a un lugar cálido y soleado. Las inclemencias del tiempo se dejan notar en nuestras canciones, pero cuando llega el verano se nos olvida… y nos quedamos en Islandia hasta el próximo invierno”, bromean. Su experimental versión de Killing in the name de The Rage Against The Machine les dio un empujón hacia la fama, pero si tienen que elegir entre papá y mamá se quedan con Pump: “Es la primera canción que hicimos y es un medley de Pump up the Jam de Tehcnotronic. Si no hubiésemos hecho esa canción no estaríamos en esta banda”. Su música combina a la perfección los sonidos elevados e hipnóticos del norte de Europa con la sugestiva voz de su componente femenina, ramalazos ochenteros, teclados psicodélicos y sonidos electrónicos adictivos; “No podemos vivir sin un ordenador cerca y cuando componemos es indispensable usar Ableton Live (un secuenciador audio y midi). Generalmente la melodía viene primero y luego las letras, pero a veces lo hacemos todo al revés”. El orden de los factores no altera el producto, más aún si se tiene en cuenta que ellos mismos han grabado, mezclado y producido su disco a través de su propia discográfica (World Champion Records). Pero si en algo destaca la banda es en sus directos. Que nadie se lleve a engaño; los islandeses no son fríos: “Quien va a uno de nuestros conciertos va a encontrarse bailes muy poco profesionales, una fiesta sobre el escenario y muchas sonrisas”. Su música no entiende de fronteras ni clichés, “no encontramos diferencias entre el público islandés y el resto, de hecho, nos sorprendemos cuando la gente canta las letras en los conciertos”. Además, adelantan, “esta es la primera vez que tocamos en España y estamos con muchas ganas. Esperamos que el público también se ría y baile con nosotros”.
Ya están trabajando en un nuevo disco: “No hemos terminado de grabar todas las canciones. Vamos a viajar mucho en los próximos meses y pero queremos llegar al estudio tan pronto como sea posible para no volvernos locos”. Próxima parada: 20 de junio, dentro del Día de la Música que organiza Heineken en el Teatro Circo Price.
Texto: Teresa Garrido. Foto: FM Belfast con Haukur S. Magnússon.