Fernando Trueba vio que este navarro nacido en 1975 tenía talento y le propuso adaptar El trompetista del Utopía de Fernando Aramburu. Como en sus premiados cortos (Dreamers) había ternura, humor, magia y poesía. La jugada salió redonda: Málaga sacó por la puerta grande (mejor largo, director, actor y guión) ésta tragicómica fábula contemporánea.
Félix Viscarret tiene aire de caballero medieval, algo bohemio, y cuando habla de sus personajes -a los que trata con un cariño y un respeto inusitados-, pierde la mirada, sonríe y se emociona -aunque intenta ocultarlo-. Como el prota de su debut, un trompetista piltrafilla -soberbio Alberto San Juan- con aspiraciones de jazzman, dejó Navarra y se vino a Madrid con un sueño en la maleta: ser director de cine. Y lo ha conseguido: su equipaje rebosa buenas críticas y premios.
¿Qué hay que hacer para que Mr. Trueba te produzca una peli? En un festival de Berlín presentaba La niña de tus ojos y a mí me premiaron por Dreamers. Insistió en ver los cortos porque se los recomendó un periodista -John Hopewell de Variety-. Me lo volví a encontrar a la salida de un cine y me echó la bronca por no mandárselos. Y le gustaron.
La novela te la propuso él, pero, ¿Qué te gustó de ella? La amistad de colegueo entre dos tipos de edad tan diferente: Benito Lacunza, ese antihéroe, crápula y desastroso, con Ainara, esa niña, huraña, autista y atípica. Desprendía un humor y ternura.
Aunque imagino que sólo sería un punto de partida. La esencia de los personajes está. He creado el universo que los envuelve y los define. Están tan perdidos que lo mejor eran los lugares de paso, en medio de ninguna parte, entre carreteras y fábricas erradas. Una especie de western contemporáneo o road-movie industrial.
Esto sobredimensiona las relaciones humanas…No tienen nada a lo que agarrarse. Era la metáfora del título: aparte del juego de palabras con Stella by starlight -que canta Enrique Morente- y con Estella -donde transcurre-, da a entender que, bajo las estrellas que les protegen, sólo se tienen los unos a los otros. Es poético.
Otro hallazgo es su tono tragicómico: pasas de la risa al llanto en cuestión de segundos. Las comedias que más me gustan son las que me emocionan con algo melancólico. Es una comedia, porque nos reímos, con cariño, de estos personajes excéntricos y desastrosos. La carcajada es una catarsis, elimina tensión. Aunque tiene elementos dramáticos. Esto me une a las comedias de Fernando. El amor, la muerte, la soledad, la fraternidad, la infancia, la música, las raíces, la familia, el terrorismo … Demasiados temas. ¿Con cuál te quedas? Todos están encauzados hacía un sentimiento de ”estoy aquí por algo”. Todas las personas, por muy desastres que sean, tienen un momento crucial en el que pueden ayudar a los que quieren, que conforman su universo y su familia.
¿Benito siempre fue Alberto San Juan? Me venía a la mente cuando leía la novela y me reía. Es muy diferente a lo que ha hecho, pero tiene ese carisma que hace que la más viva la virgen nos hechice a todos. Su agenda era tan complicada que durante un año barajamos otras opciones.
Y repite con Emma Suárez tras Horas de luz. Siempre pensé en ella. Me gusta mucho porque le da candor a personajes como ésta chica tan vapuleada por la vida, náufraga de las juergas que se corrió en su juventud.
En la novela hay un pasaje en la que Benito insulta a ETA y le dan una paliza. ¿Te planteaste suprimirlo? La película se desarrolla algún momento del pasado reciente de Navarra. El terrorismo ha salpicado la vida del Norte. Quitarlo me parecía una autocensura muy cobarde. ¿Por qué no podemos hablarlo como otras sociedades?. La presentamos en Vitoria y el recibimiento fue cálido, lo que enseña que hay exorcizar nuestros fantasmas.
El filme bebe de cierto cine norteamericano de los 70. En este cuento contemporáneo y universal pesan muchas referencias. Por la realización, un cine indie, norteamericano y europeo, de los 70 a nuestros días. Five Easy Pieces (1970) de Bob Rafelson con Jack Nicholson o El gran Lebowski (1998) de los Cohen, ambas con un personaje omnipresente.
La música tiene una función expresiva y poética fundamental. Como nuestros personajes son la chatarra de la sociedad y había que sacar cosas bonitas, la BSO de Mikel Salas partía de instrumentos menores y chatarreros: el banjo, el ukelele, la plastic guitar, toy xilófono… de ahí que nos recuerde a las road-movies. En las canciones: Stella by starlights y Stasera mi butto de Rocky Roberts. Les daba áurea de cuento atemporal y onírico.
Txt: David Bernal
Foto: Mariona Villavieja