Las fotografías de Esther Sabetpour funcionan como una ventana al mundo pero también como un espejo. Tanto es así que la artista británica de 31 años no duda en reconocer que sus frecuentes viajes a Irán (donde hace books de bodas interraciales que luego cuelga en weddingsbyesther.com) no son sino migraciones por su propio cuerpo a través del objetivo de la cámara, «que es como una bitácora de sentimientos».
El 23 de agosto de 2010 Sabetpour se encontraba en el Rototom Sunsplash, un festival de reggae en Benicasim. Lo último que recuerda de aquella noche, antes de recuperar el conocimiento en el Pabellón de Quemados del Hospital Universitario de La Fe, es una pista de baile llena de luces y de gente. «Me desperté al día siguiente entre horribles dolores», cuenta a El Duende. «Había sufrido una descarga eléctrica y tenía el 35% de mi cuerpo con quemaduras de tercer grado».
El informe de la Policía Local, que se basa en la declaración de dos testigos, asegura que Sabetpour había caído desde lo alto de una torre de alta tensión y que, cuando llegaron los servicios del Samur estaba inconsciente. «El caso está archivado, a pesar de que la lesión cerebral me ha generado amnesia total, por lo que no soy capaz de entender qué hacía allí con aquellos dos desconocidos». Ha tardado la fotógrafa varios meses en recuperarse de las secuelas, físicas y psicológicas, del accidente. En la colección Body Work (inicialmente bautizada como Recovery) Sabetpour posa para sí misma frente al espejo y desnuda las cicatrices de su cuerpo para enfrentarse a sus fantasmas. «Lo que podría haber sido una excusa para deprimirme se convirtió en una lección de autoestima. Ahora me acepto tal como soy y no como me gustaría ser».
Las lesiones en su memoria le han permitido interpretar, «con la distancia de una tercera persona», sus propias emociones, lo que le ha ayudado a madurar no sólo en el terreno artístico. «La amnesia me ha permitido rellanar los espacios en blanco y a trabajar en la reconstrucción de lo que ocurrió aquella noche. Todavía no estoy preparada para volver a España, pero estoy segura de que la cámara me servirá, algún día, para reconstruir toda la historia».
Antes de Body Work, sus trabajos ya investigaban sobre las reminiscencias del pasado, los procesos de la memoria y la importancia de la fotografía en la elaboración de los recuerdos. Pero nunca antes había sentido el alivio que le produjo la contemplación de sus propias heridas en su habitación del hospital East Grinstead de Londres, donde fue sometida a varias operaciones de trasplante de su propia piel. «Las fotografías no mitigaban el dolor, pero me enseñaban a canalizarlo». De vuelta a casa, Sabetpour decidió seguir experimentando con su cuerpo frente a otro tipo de escenarios y paisajes, muchos de los cuales remiten directamente a algunos de los viajes de juventud. «En lugares aparentemente inhóspitos como el Hellingly Mental, un asilo abandonado en East Sussex, frente al canal de la Mancha, o el impenetrable desierto de Kavir, en plena meseta de Irán, mi yo exterior e interior adquiría una nueva dimensión, como si el observador y el objeto observado se transformaran de pronto en la misma cosa cosa».
Cuenta la fotógrafa que la foto Emerald Lake persigue el rastro de sueño que, a modo de flashback, comunica al individuo con la naturaleza. Y el agua y la vegetación contrastan con la atmósfera de Abduction, la imagen del desierto cuarteado, que está planteada como un juego de sinestesias que conjuga las sensaciones físicas con los sentimientos y las emociones. «Puede parecer ridículo, pero el hecho de sufrir amnesia me ha desubicado por completo. Con estos trabajos no hago sino reclamar el espacio y el tiempo que me han sido arrebatados».
Pronto Body Work formará parte de un completo monográfico, aunque la serie seguirá siendo un work in progress fundamental para su desarrollo como artista y como persona. «Leí en On Photography de Susan Sontag que la gente despojada de su pasado es la que más fervientemente se entrega a la fotografía. Esa frase sigue inspirándome cada mañana».
Texto: Manuel Dallo