La compañía Kulunka se inspiró en la historia de amor entre el sociólogo francés Andre Gorz y su mujer para montar su primera obra, André y Dorine, un grandísimo espectáculo de teatro gestual y con máscaras. Con él ha girado por España y por otros quince países ganando premios.
Actuarán del 14 al 17 de marzo en Matadero Madrid, dentro de la programación de Kubik Fabrik.
¿Teníais alguna experiencia previa en teatro gestual y con máscaras? Si bien todo el equipo tiene en común la formación en la RESAD, el único tipo de máscara con el habíamos trabajado previamente era el la de comedia del Arte, que poco tiene que ver con el manejo de la máscara expresiva. Para enseñarnos unas pautas básicas recurrimos a componentes de la Familia Floez, que fueron los que nos descubrieron este maravilloso lenguaje. Nos adentramos en la aventura de aprender a medida que íbamos creando el espectáculo y descubrimos que las máscaras dotan al espectáculo de una universalidad de la que carecería con rostros reales. Curiosamente, la máscara supone, a priori, un distanciamiento de la realidad, pero conecta profundamente con la emoción del público.
Pese a lo duro de la temática, la obra es en parte comedia André y Dorine es el primer espectáculo de la compañía. Y efectivamente se trata de una tragicomedia. En realidad, el tema inicial giraba entorno al amor en la vejez. Buscábamos una enfermedad que sacudiese los cimientos de una relación y allí surgió el alzheimer. La lucha imposible por retener algo tan intangible como los recuerdos nos pareció muy potente. El trabajo del deterioro desde el plano físico sugería, además, muchas posibilidades a la hora de hacer un espectáculo sin palabras. Se trata de una enfermedad terrorífica, pero tragicómica en sí misma. Y fueron las distintas fases de esta enfermedad las que vertebraron nuestra primera escaleta.
¿De dónde habéis sacado las máscaras? Las máscaras son obra de Garbiñe Insausti, son sus primeras máscaras y como todo lo que rodea esta obra tuvo que aprender a hacerlas con el método de prueba y error. A menudo nos preguntan si son de papel maché, pero son de resina de poliuretano, un material mucho más solido.
¿Cómo es viajar con cinco cabezas en la maleta? Un lío. Imagínate cuando las ven en el escáner… Tenemos que llegar al aeropuerto con horas de antelación. En sitios como la India nos obligaron a ponérnoslas, y en Colombia nos las rascaron para ver si llevaban coca dentro.
Al ser teatro gestual, ¿se corre el riesgo de que no se entiendan en todos los países los gags? Si algo nos ha enseñado esta obra, es que los seres humanos compartimos muchas más cosas de las que nos diferencian. Salvo pequeños matices, la obra siempre genera risa, emoción y a menudo llanto. Haya donde se haya hecho siempre nos ha conmovido la acogida tan emotiva del público.
¿Os habéis interesado por Andre Gorz a raíz de la obra? Nuestros personajes heredaron los nombres de André y Dorine a modo de homenaje a lo que fue la esencia inspiradora de nuestra obra: las palabras de amor que André Gorz dedica a su mujer en «Carta a D», dos años antes de que opten por suicidarse juntos dada la grave enfermedad de ella. Pero nuestros André y Dorine, poco tienen que ver con la verdadera historia de André Gorz.
Texto: Inés Granha. Foto: André y Dorine.
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