Irene Vera es una de esas jóvenes «sobradamente preparadas» (dos carreras universitarias y un disco en el mercado) que buscan hacerse oír en un mundo muchas veces no demasiado amable. En esta ocasión utiliza su voz, enérgica y alegre, para contestar las preguntas de El Duende.
Tu nombre, Irene Vera, es artístico ¿hay una historia detrás de ese cambia?
Sí, tiene historia. Yo me llamo Irene Campos García y esto no me pegaba, ni Campos ni García ni nada de nada. La historia está en que yo soy de un pueblecito de Cáceres, de la comarca de la Vera, y ese apellido hace honor a mis raíces, a donde me he criado y a mi familia.
Tu disco, que salió el año pasado, se llama Vendrán días, ¿están viniendo esos días?
Esos días ya han venido, vinieron en cuanto salió el disco porque hice la vida que quería, con la gira de promoción, muchas entrevistas… Sí es verdad que cuando acabó la promo bajé un poquito el ritmo. Y ahora esos días están dando poco a poco sus frutos. Eso te da fuerzas y más sujeción para seguir trabajando y reorientar los siguientes discos hacia donde quieres, para vivir cada día mejor de lo que haces y de tu trabajo, para poder vender más y aprender, porque en la música nunca se deja de aprender.
Entonces aún quedan días por venir.
Sí, realmente espero que muchos. De hecho si sacara un segundo disco se podría llamar “Vendrán días 2” (risas). Nadie sabe lo que va a pasar en el futuro pero si tienes claro lo que quieres en tu vida, aunque te caigas y tropieces cuarenta veces te volverás a levantar. El único problema aparece si se pierde esa ilusión, pero yo de momento la tengo.
En tus canciones cuidas mucho las letras, ¿Cuál es tu inspiración?
Depende de la etapa y de la situación que esté viviendo en ese momento. Hay etapas en las que no compongo mucho, y a lo mejor es el momento en el que mejor estoy. Pero la inspiración llega y te tiene que pillar trabajando, sí que es cierto que utilizo mucho lo que me pasa, quizá es porque con palabras o con hechos no soy capaz de decir algunas cosas y tengo que contarlas con una canción.
¿Te decepcionó el mundo de la música, te lo imaginabas de otra forma?
No me decepcionó del todo porque si no ya habría renegado. Es cierto que cuando yo empecé me llevé muchas desilusiones y pensé: “si esto es así yo no quiero estar aquí”. Pero luego te vas haciendo mayor y te das cuenta de que el mundo en general es así, funciona por el amiguismo, los contactos, el dinero… Pero yo creo que al final si trabajas lo suficiente, eres constante y no te vienes abajo, quizá no seas el número uno pero sí conseguirás lo que quieres dignamente. ¡Dime que es así por Dios!
Además de cantante acabas de terminar la carrera de periodismos, ¿qué te preguntarías a ti misma como periodista?
Quizá, que si me viera muy muy mal, si acabaría trabajando como periodista algún día, porque el periodismo lo elegí como formación, realmente no tengo nada de vocación. Y mi respuesta sería que sí, pero algo relacionado con el periodismo escrito. Soy demasiado vergonzosa como para salir con la alcachofa por la calle.
¿Crees que es más difícil meter cabeza en el mundo del periodismo o en el de la música?
Con la crisis todos los trabajos están chungos, pero en la música lo está todavía más porque hay cuatro que lo manejan todo, y no puedes agradarlos a todos.
Texto: Nacho Urquijo