La mitad del dúo neoyorquino The Fiery Furnaces se revela como una artista con voz propia. Eleanor aterriza en España para presentar Last summer, un relato ensangrentado e íntimo en un armazón de éxito de radiofórmula setentero.
“Quería hablar de mí, de lo que siento”, dice la pizpireta Eleanor con voz adormilada. “Quería hacer algo muy concreto: de todo lo que me pasa por lo cabeza”, pero sin darle transcendencia. Y así de natural y sencilla se muestra en su debut en solitario, el sorprendente (y créanme cuando les digo que es adictivo) Last summer, grabado durante el verano pasado con la firme intención de romper el caparazón creativo que tanto ella como su hermano Matthew se han procurado en su proyecto más conocido: The Fiery Furnaces.
Eleanor Friedberger presentará sus nuevas canciones en Madrid al margen de su grupo. “Sólo he tocado una vez en España y me puse enferma; no tengo muy buen recuerdo”, confiesa desde su apartamento en Brooklyn. Sea como fuere, ahora es otro momento. Una etapa distinta que le ha servido para recapitular, como queda claro desde un principio: el tema que abre el disco, el vitalista My mistakes (“Mis errores”), pone en liza todos esas tribulaciones que jalonan la vida diaria. ¿Has cometido muchos errores últimamente, Eleanor? “Sí, claro que he cometido muchos errores. Como todo el mundo. Mi intención era hacer una canción con la que todo el mundo se pudiera sentir identificado, porque todos cometemos errores”. Nadie se libra, aunque ella se ha ganado un pedacito de cielo por reconocerlo en público y a ritmo de himno vitalista y sincero.
Aunque no se ha alejado demasiado del rock de medios tiempos con deje alternativo y melodías tatareables, Eleanor ha querido delimitar las diferencias respecto a los Furnaces. “Éste es un disco autobiográfico y con mi hermano nunca puedo hablar de mis cosas. Es muy personal, algo que cuando toco con mi hermano nunca acaba de quedar claro, porque es él quien dirige”, explica sin un ápice de rencor. No se echa en falta en absoluto la mano fraternal, porque ella solita ha facturado un disco que destaca por un perfecto balance entre la voz, los arreglos y los ritmos. “He utilizado demos del garage band –recordemos: un software musical–, que he utilizado como plantillas. Además, el productor tiene un bagaje musical muy distinto al mío y se nota mucho su mano en la edición”. Con todo, ahora Eleanor suena añeja, como imbuida por un sonido de otra época, los setenta. “Quería sonar nostálgica y sentimental, aunque sin hacer referencia a ningún género en concreto: desde el rock clásico de los 70 al pop de los 80, que sonase a la música de la época de cuando crecí pero sin hacer un tributo a nada”. La nostalgia, que redunda en la mayor parte del pop actual que tiene algo que decir, y una voz característica marcan una propuesta que no se queda aquí. “Voy a grabar otro disco en solitario antes de volver con mi hermano”, reconoce, “tengo muchas ganas de continuar con esto y más ideas que no se tiene que acabar en un solo disco”. Lo dicho, Eleanor todavía tiene mucho por hacer.
Eleanor Friedberger actúa en directo en la Sala El Sol el 11 de mayo dentro de la programación de Heineken Music Selector.
Texto: Jaime Casas. Foto: Michael Rubenstein